Adriana Stagnaro, de 70 años, era una distinguida profesional con títulos en antropología social, abogacía e investigación, además de desempeñarse como profesora. En el año 2021, le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), a partir de lo cual abogó por la aprobación de la ley de eutanasia en Argentina, buscando la posibilidad de fallecer con dignidad.
En una entrevista, Adriana expresó su deseo de tener a su única hija política, su psicoanalista Ana María Giner, el doctor ‘Pecas’ Soriano y sus amigos íntimos a su lado en el momento de su partida. El Dr. Soriano, especializado en bioética, la acompañó durante todo su proceso.
El Dr. Soriano relató en una entrevista con Radio Mitre que había sido el médico de Adriana durante aproximadamente un año y medio, manteniendo un contacto frecuente con ella. Destacó su agudeza mental y paciencia mientras aguardaba el momento que había decidido con firmeza.
Además, informó que Adriana se encontraba en Córdoba en el momento de su fallecimiento, en Carlos Paz, y que había llegado a un punto crítico. La cuidadora que la atendía comunicó que había aspirado, lo que dejaba dos opciones: sedarla o internarla. Siguiendo su voluntad expresamente redactada, tomaron la decisión de sedarla.
El Dr. Soriano contactó a un especialista en cuidados paliativos para asistir en esta etapa. Juntos, acompañaron a Adriana hasta sus últimas horas, destacando que la paciente experimentó una muerte sin dolor y en un estado de sueño profundo, con una expresión de paz en su rostro.
Por último, el especialista subrayó la importancia de abogar por un mayor humanismo en la legislación, especialmente en casos como el de Adriana, argumentando que no debería haber experimentado el sufrimiento de los últimos dos años, marcados por un profundo padecimiento existencial debido a su condición de salud, que requería la asistencia constante de cuidadores para tareas básicas.