Un macabro hallazgo en un departamento del centro de Córdoba sumó este jueves un nuevo capítul: los restos óseos encontrados en el placard del expolicía Horacio Grasso pertenecen a Milagros Bastos, de 22 años. La confirmación se logró mediante un análisis de ADN realizado a su hija de seis años.
A raíz de este hallazgo, se dispuso la imputación de Horacio Grasso y Javier Grasso en relación con el presente hecho.
Milagros, que vivía en situación de calle y tenía un consumo problemático de drogas, había sido denunciada como desaparecida en noviembre de 2024 por su familia, integrada por una extensa red de mujeres que la buscaban incansablemente.
Grasso, condenado en 2009 a 27 años de prisión por el asesinato de un niño de cinco años en un “tiroteo narco”, gozaba de prisión domiciliaria y monitoreo electrónico. Sin embargo, fuentes policiales indicaron que violaba las condiciones del régimen en reiteradas ocasiones, coincidiendo con la presencia de Milagros en el barrio Pueyrredón.
El cadáver fue hallado por albañiles en la vivienda de Grasso y entregado a la Policía. La fiscala Silvana Fernández, encargada de investigar la desaparición de la joven, solicitó el cotejo genético que confirmó su identidad este jueves.
Aún no se pudo establecer la causa de muerte debido al avanzado estado de descomposición de los restos. Testigos vecinales indicaron que Milagros habría mantenido vínculos con Grasso, frecuentándolo cuando él llegaba al barrio a comprar drogas.
La joven vivía mayormente sola o con un grupo de amigas, aunque regresaba esporádicamente con su familia en Córdoba.
