La Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia de Córdoba (Senaf), Julia Reartes, resolvió iniciar una investigación interna para determinar si fue correcta la actuación del organismo con respecto a la situación familiar de Aralí Vivas (8), asesinada en su casa de Brinkmann el sábado último. Cabe mencionar que el cadáver calcinado de la niña, quien estaba a cargo de su padrastro, Matías Ezequiel Simeone (33) –en libertad condicional tras una condena por diversos delitos-, presentaba signos de haber sido violada.
Las preguntas que brotan tras el asesinato de la niña ahora apuntan al funcionamiento de la Senaf, organismo cuestionado por la cantidad de personal destinado a desempeñar enorme cantidad de tareas que requiere la protección de los niños. Asimismo, desde la Justicia se preguntan por qué los jueces Alejandro Acuña, Claudio Marcelo Requena y Guillermo Julio Rabino resolvieron otorgar la libertad a Simeone.
Según indicó Cadena 3, Aralí jamás fue motivo de alguna intervención por parte de la Senaf. Pero sus dos hermanos más chicos fueron separados del hogar por un tiempo y luego los psicólogos y trabajadores sociales determinaron que ya podían regresar junto a la madre, Rocío Milagros Rauch (28), y el padrastro (ambos detenidos por el crimen de Aralí).
Por ello, se descarta que desde la Senaf se conocía el entorno familiar directo de la niña, donde las drogas y la violencia eran parte del panorama cotidiano. Ante esto, Reartes ordenó una investigación interna para conocer qué observaron los funcionarios de esa cartera en relación a la intervención dentro de esa familia.
Otro interrogante tiene que ver con Simeone, quien esa noche había quedado a cargo de Aralí. El hombre tiene otros tres hijos de siete y cuatro años, y un bebé de dos meses con Rauch. De él se presume que habría abusado y asesinado a la pequeña, previo a incendiar la locación para ocultar los rastros.
Un elemento importante a considerar es que Simeone estaba con prisión condicional luego de que el 7 de septiembre del año pasado la Justicia lo condenara a dos años y tres meses de prisión por amenazas, tenencia ilegal de arma de fuego, desobediencia a una orden judicial, encubrimiento, violación de domicilio, lesiones leves calificadas, daño, y desobediencia a una orden judicial.
Finalmente, como telón de fondo al accionar del Estado cuestionado y la trágica escena, aparece la problemática de las adicciones, tanto en la madre como en el padrastro. La noche del crimen, el fiscal encontró rastros de todo tipo de sustancias en el domicilio de Brinkmann. Por otra parte, según indicaron fuentes judiciales, la madre de la pequeña también presentaba problemas de consumo.
La hermana pensó que la pequeña estaba dormida
El fiscal Oscar Gieco confirmó ayer que la niña tuvo una “muerte traumática” y que según el estudio forense, la pequeña murió a causa de un golpe contundente en la cabeza y mostraba un desgarro en la zona genital del cuerpo que es compatible con abuso sexual.
Asimismo, el fiscal sostuvo que, a partir de las declaraciones en cámara gesell, se determinó que Aralí era víctima de situaciónes de violencia. Por otra parte, el funcionario dijo que “no se puede afirmar que los menores hayan sido testigos del crimen” pero que “sí estuvieron en el lugar”.
“Son niños muy chiquitos y no tenían conocimiento de la muerte de Aralí, pero sí una hermanita contó que fue a despertarla y no respondía, y que la dejó ahí porque pensaba que tenía sueño”, detalló Gieco.
A esto se suma que los registros fílmicos determinaron que los dos hermanitos de Aralí estuvieron siempre en el lugar del asesinato. Ambos quedaron solos con el cuerpo de su hermana entre las 0.24 y las 3.27.
El fiscal también sostuvo que: “El incendio fue claramente para ocultar el homicidio de la niña”. Hasta el momento, además de Simeone y Rauch está detenido Cristian Hernán Varela (40 años), amigo del padrastro.