«Parece que hizo un paro cardiorrespiratorio y se va a cagar muriendo el gordo». Esa frase que el médico de cabecera de Maradona y principal imputado, Leopoldo Luciano Luque, dijo en un mensaje de audio enviado a su socio a segundos de haberse enterado de que lo estaban reanimando, resume para los fiscales la representación del resultado muerte que el equipo de salud del exfutbolista tenía sobre el paciente.
Por eso, los siete médicos y enfermeros imputados en esta etapa del expediente serán enviados a juicio por «homicidio con dolo eventual», una figura penal que tiene una pena de 8 a 25 años de prisión, y que significa que sabían que Maradona podía morirse y no hicieron nada para evitarlo.
Al año de la muerte del mejor jugador de fútbol de la historia, el equipo de investigadores creado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, e integrado por sus adjuntos Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, y por la fiscal de Benavídez, Laura Capra, prepara para las próximas semanas las últimas medidas para luego dar por clausurada esta etapa de la instrucción.
En la Fiscalía General de San Isidro, búnker elegido como base de operaciones de los fiscales, están más que conformes con el trabajo realizado en un año teniendo en cuenta la trascendencia de la víctima, lo complejo de la investigación y lo voluminoso de una causa que ya está por llegar al cuerpo número 40, es decir, con casi 8.000 fojas (16.000 páginas).
Los acusados son el neurocirujano Luque (40); la psiquiatra Agustina Cosachov (36); el psicólogo Carlos Ángel «Charly» Díaz (29); la médica coordinadora de la prepaga Swiss Medical, Nancy Edith Forlini (52); el coordinador de enfermeros Mariano Perroni (40); y los enfermeros Ricardo Omar Almirón (38) y Dahiana Gisela Madrid (37).
Tal como lo escribieron en su imputación, los tres fiscales están convencidos de que todos ellos «libraron al paciente a su suerte» y «fueron solidaria y conjuntamente responsables» del final que tuvo Maradona el 25 de noviembre de 2020, cuando murió solo en la cama del playroom de la casa del barrio San Andrés de Tigre que se había alquilado para una internación domiciliaria que el exfutbolista necesitaba para desintoxicarse de su adicción al alcohol y que, desde la óptica de la investigación, fue un fracaso.
«Maradona podía tener los mejores médicos del mundo si quería, pero éstos que tenía estaban capacitados para darse cuenta de que desde el 16 de noviembre Diego estuvo en caída libre, postrado en la cama, que no se levantaba, no comía, y mostraba signos claros de la falla cardíaca y los edemas que lo terminaron matando. Pero con eso, no hicieron nada», dijo a Télam uno de los investigadores judiciales del caso.
Si bien se especulaba con la posibilidad de sumar como octavo imputado a Alfredo Di Spagna, el médico clínico puesto en la estructura de la internación domiciliaria pero que solo pudo ver a Maradona en una oportunidad en la casa de Tigre, los fiscales seguirán evaluando su situación.
Al repasar el trabajo de un año, las fuentes judiciales consultadas indicaron que estas son las cinco claves a partir de las cuales para los fiscales se esclareció el caso circunscribiendo la muerte de Maradona a un hecho médico con, por ahora, siete responsables:
1- La autopsia:
Concluyó que Maradona murió de un «paro cardíaco no traumático, secundario a edema agudo de pulmón por insuficiencia cardíaca congestiva crónica reagudizada». Detectó una «miocardiopatía dilatada» (el corazón pesaba 500 gramos, el doble que uno normal).
Los estudios complementarios determinaron que no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo, pero sí detectaron la presencia de fármacos, algunos contraindicados para pacientes cardíacos. Además, notaron un cuadro cirrótico en el hígado y una patología renal crónica.
2- Los antecedentes médicos:
Los fiscales recopilaron la historia clínica completa del excapitán de la selección argentina campeona en el mundial de México ’86, desde enero de 2000, cuando sufrió una descompensación en el balneario uruguayo de Punta del Este que lo dejó al borde la muerte y se descubrió que sufría una cardiopatía severa, hasta el momento de su deceso.
Todo ese archivo médico debía haber estado en conocimiento de sus médicos.
3- La Junta Médica:
Durante dos meses, 22 peritos oficiales y de parte analizaron el historial médico y las circunstancias de la muerte de Maradona.
Arribaron a 13 conclusiones, entre las que se destacan que el exfutbolista agonizó 12 horas, que «no estaba en pleno uso de sus facultades mentales», que pudo haber tenido «más chances de sobrevida» si hubiera estado internado en una clínica, que la internación domiciliaria no tenía «los lineamientos mínimos» requeridos para su «pluripatología compleja», que «fueron ignorados los signos de riesgo de vida que presentaba» Diego y que el equipo médico tratante fue «deficiente», «temerario» e «indiferente» ante la posibilidad cierta de su fallecimiento.
4- El acta de externación:
Se hizo cuando el 11 de noviembre de 2020 decidieron externar de la Clínica Olivos a Maradona, luego de su neurocirugía por un hematoma subdural. Está firmada por los imputados Luque y Cosachov, por el director médico de la clínica y por las hijas Jana y Gianinna Maradona.
Para los fiscales es un documento clave donde quedó rubricado quiénes quedaban a cargo de la salud de Maradona.
Allí se deja consignado que el por entonces DT de Gimnasia y Esgrima de La Plata estaba «en condiciones de externación» pero «no se encuentra de alta médica».
Swiss Medical sugirió «continuar el tratamiento psiquiátrico clínico, de rehabilitación y toxicológico bajo la modalidad de internación en un centro de rehabilitación», pero aclaró que la propuesta «no fue aceptada por la familia».
Según el escrito, la familia, junto a Luque y Cosachov, propuso una «atención médica domiciliaria» de Maradona. El seguimiento quedaba «a cargo del equipo médico tratante» y la prepaga se comprometía a acompañar «con los requerimientos asistenciales que el cuadro clínico requiera».
5- Los chats de los médicos y el entorno:
A cuatro días de la muerte de Maradona, los fiscales tomaron la decisión de allanar primero la casa y el consultorio del médico Luque y dos días más tarde, los de la psiquiatra Cosachov.
Los teléfonos secuestrados a ambos profesionales fueron clave para recuperar centenares de mensajes de texto y audio de chats con los que pudieron reconstruir diversas situaciones de la salud de Maradona previas, concomitantes y posteriores a su muerte. Algunos de esos mensajes:
-Luque: «Si el tipo se muere, van a venir todos a mi cuello. ¿Cómo me sugerís vos cubrirme legalmente?».
-Maximiliano Pomargo, asistente personal de Maradona: «Tiene la cara bastante hinchada».
-Luque: «Puede ser porque estuvo acostado mucho tiempo, es normal eso».
-Nicolás Taffarel, kinesiólogo: «La semana pasada les dije que había que levantarlo porque podía hacer un edema de pulmón».
Los fiscales también recuperaron el chat llamado «Tigre» de los enfermeros y médicos asignados a la internación domiciliaria, donde se reporta que lo veían hinchado, que una vez se indigestó tras comer camarones a la provenzal, que se cayó en su habitación, que no se levantaba y que en ocasiones estaba taquicárdico. En ese chat, no estaban Luque ni Cosachov.