La startup sueca, Epicenter, presentó un microchip que se coloca bajo la piel y que contiene la información de cada ciudadano respecto a sus aplicaciones de la vacuna contra el Covid-19. Desarrollos como estos surgen de la implementación del pase sanitario o credenciales similares aplicándose en todo el mundo.
El implante subcutáneo tiene el tamaño de un grano de arroz y se lee utilizando la misma tecnología de pago sin contacto (NFC) que utilizan tarjetas como la Red Bus, que se pueden cargar y leer por medio de celulares que posean esta tecnología.
“Con este chip me convierto en alguien totalmente accesible para todo aquel que necesite leerme. Por ejemplo, si voy al cine o a un centro comercial, la gente podrá comprobar mi estado aunque no tenga mi teléfono”, explicó Hannes Sjöblad, director de distribución de la startup.
Se trata de una adaptación de lo que la propia compañía sueca hizo en 2015 con sus propios empleados, al instalarles microchips a más de 100 de ellos. El objetivo era que pudieran operar impresoras o comprar bebidas con un movimiento de la mano.
El diseño tecnológico se inserta fácilmente bajo la piel a través de una jeringa en el pulgar o la mano y puede ser extraído cuando el usuario quiera, aunque quitarlo implica una intervención quirúrgica un poco más compleja.
Cabe destacar que la empresa insiste a todo aquel que lo sospeche que el dispositivo no detalla la ubicación y que sólo se activa cuando se le acerca un smartphone u otro lector, mediante tecnología NFC.
En un video, Sjöblad muestra que tiene el chip en su brazo y que solo debe pasar un celular por encima de este para ver sus datos de vacunación. “En caso de que tu teléfono se quede sin batería, el pasaporte sanitario siempre va a estar disponible desde el microchip”, explicó.
Según Epicenter, decidieron desarrollar este producto para simplificar los procesos de chequeo de vacunación. A la espera de ser aprobado por las autoridades, su uso sería voluntario.