La compañía Match Group, dueña de Tinder, anunció este miércoles que la primera mujer CEO de la red social, Renate Nyborg, dejará su puesto tras solo dos meses. En el marco de un decepcionante resultado financiero en el pasado cuarto del año, la app de citas también decidió cancelar un ambicioso plan para ofrecer citas en el Metaverso: el Tinderverse.
Tinder compró el año pasado una compañía llamada Hyperconnect, especialista en video, inteligencia artificial y tecnología de realidad aumentada.
Pero ahora, el nuevo CEO, Bernard Kim, instruyó a esta empresa a bajar el ritmo de su trabajo: «Dada la falta de certezas sobre la forma que tomará el metaverso, y que puede llegar a funcionar en él, así como el dificultoso ambiente de operación, le he instruido a Hyperconnect que no inviertan demasiado en el metaverso en este momento».
El nuevo CEO, también agregó que continuaran «evaluando este espacio con cuidado» y considerarán «avanzar en ese sentido en el momento adecuado, cuando haya más claridad sobre la oportunidad», y sientan que tienen «un servicio bien posicionado para tener éxito». Según Match Group, la compra de Hyperconnect generó una perdida de u$s10 millones en el segundo cuarto de 2002.
Aunque las ganancias de Match Group crecieron, quedaron por debajo de las expectativas (u$s795 millones contra u$s804 millones). Además, proyectan entre poco y nada de crecimiento para el próximo cuarto.
La decisión retumba más allá de la esfera de Tinder: habla de una industria que se entusiasmó, quizás excesivamente, con el despliegue de los metaversos. Naturalmente, el principal involucrado es Meta (antes Facebook) que en octubre del año pasado apostó sus fichas a los universos virtuales prometiendo grandes inversiones.
Pero un presente tambaleante en Meta, con pérdida de usuarios en Facebook y la primera caída de ingresos en su historia, despertó la desconfianza entre los inversores de la firma que se preguntan si destinar tantos millones al metaverso es una estrategia confiable. En ese marco, desde la propia compañía admitieron que vienen tiempos difíciles y que los equipos no deben esperar grandes flujos de inversión.