Capilla Buffo, el símbolo de la devoción y el amor eterno

Unquillo es la sede de esta obra de arte fantástica que combina historia, conocimiento, creatividad, ingenio y mucho amor

Capilla Buffo, el símbolo de la devoción y el amor eterno

Al lado de un río caudaloso, se encuentra una capilla y un hogar que supo ser testigo de grandes amores y también enormes tristezas: se trata de la casa de la familia Buffo Allende y la pequeña iglesia construida por Guido Buffo. 

Para entender de qué va esta construcción escondida en la reserva natural Los Quebrachitos en Unquillo, primero es necesario conocer a sus protagonistas. Guido Buffo fue un inmigrante europeo que se desarrolló profesionalmente como docente en Argentina. Si bien era licenciado en Bellas Artes, tenía muchísimos conocimientos que fue adquiriendo por su propio deseo de saber. Así es que llegó a trabajar como pintor, escultor, músico, astrónomo, inventor, sismólogo, científico, educador, filósofo, escritor e investigador de botánica y zoología.

En tanto, Leonor Allende era una reconocida periodista cordobesa, de una de las familias más tradicionales de Córdoba. El destino les tenía preparada una sorpresa: se encontrarían una noche de lluvia en la redacción del diario La Voz del Interior y nunca más se separarían.

Guido se enamoró apenas la vio, según se puede leer en sus diarios íntimos. Desde entonces, comenzó una amistad que decantaría en matrimonio y luego en la conformación de una familia, cuando nació su hija Eleonora en 1917.

Por distintas vueltas de la vida, la familia estuvo viviendo en Rosario y también en Buenos Aires. Sin embargo, regresaban seguido a Córdoba ya que habían comprado este terreno donde se ubica la casa y vacacionaban en el «ranchito», como Leonor llamaba a este lugar, según lo escrito por Eleonora. 

La higiene de las ciudades argentinas en las primeras décadas del siglo XX no eran las mejores, lo que llevó a que varias enfermedades se expandan muy rápidamente. De esta manera, en 1931 Leonor enferma de tuberculosis y muere, con apenas 42 años. Buffo, según se lee en sus cartas, queda devastado y que es su hija lo que le permite seguir adelante.

Por esos años, Buffo se desempeña como director de colegios nacionales, lo que lo obliga a viajar por todo el país y estar lejos de su Eleonora. La joven también es escritora y firma sus textos con el seudónimo de «Leonor», en homenaje a su madre. 

Pero la desgracia vuelve a golpear a esta familia. Solo 10 años después, Eleonora también se enferma de tuberculosis y fallece a la edad de 24 años. Sumido en la tristeza por esta pérdida, Guido Buffo se traslada a su casa en Unquillo y allí comienza con la capilla construida al lado de su casa, una obra que es consecuencia del amor eterno.

A unos 35 escalones por encima de la casa, sobre una base circular, se elevan cuatro columnas que sostienen una cúpula de forma ojival y en conjunto componen la Capilla Villa Leonor, la cual se inspira en la flor del cardo santo.

Esta construcción cuenta con una gran acústica interior, pero lo más impactante es que la luz, que ingresa por orificios ubicados en el techo, destaca las pinturas que decoran el interior según la rotación del sol, llegando exactamente a iluminar los rostros de su mujer y su hija cada fecha de los aniversarios de muerte. De esta manera, cada 24 de marzo y cada 6 de septiembre los rostros de su mujer y de su hija, respectivamente, se ven iluminados por el sol. Todo esto lo logró por sus grandes conocimientos astronómicos.

La bóveda está cubierta por frescos renacentistas que representan el cosmos y pasajes de la vida de las difuntas mujeres pintados por el europeo. En el piso, un dibujo de nubes simula una alfombra y algunas incrustaciones de bronce grafican los planetas y estrellas en la posición exacta cómo estaban en el momento de la muerte de Eleonora. Buffo no llegó a completar las pinturas en las paredes, por lo que es posible ver una parte sin pintar. 

Además, se hacen presentes tres péndulos, entre ellos el de Foucault que solía utilizar para adelantarse a los movimientos sísmicos. Cuando Buffo los instaló, esta capilla se transformó en un observatorio sísmico, el primero en el mundo en contar con tres péndulos capaces de predecir los sismos entre 48 y 72 horas antes de que ocurran.

Hay muchas más cosas que se pueden contar de este lugar, pero mejor ir a conocerlas por su propia cuenta. El municipio de Unquillo ofrece visitas guiadas que son realmente interesantes ya que se puede recorrer la casa y la capilla y aprender sobre la historia del lugar, cargada de amor y sufrimiento.

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