La entrada de divisas a partir de las exportaciones de hidrocarburos que se podrían producir por la eventual explotación offshore en el Mar Argentino permitiría solventar el financiamiento de fuentes de energía renovables y apalancar la transición energética local, coincidieron economistas e investigadores locales.
Los especialistas sostienen que la demanda global de gas y petróleo continuará durante varios años, plazo en el cual se deberá financiar y desarrollar las condiciones para un cambio de matriz energéticas de los fósiles a fuentes de menor emisiones de carbono. El proyecto en el Mar Argentino para el cual se licitaron y adjudicaron 18 concesiones de exploración no es el primero de explotación offshore en el país ya que en la actualidad cerca del 15% del gas que consume en el mercado local se extrae de plataformas ubicadas en la costa de Tierra del Fuego, en la Cuenca Austral.
El debate ambiental se dirime en los estrados de la Justicia Federal de Mar del Plata, donde un recurso de amparo dispuso en febrero la suspensión de toda actividad exploratoria hasta que se resuelvan los planteos de fondo, una medida que fue revertida tras la apelación presentada por el Gobierno. La medida cautelar fue revisada por el mismo fuero para permitir la continuidad de los procesos de exploración que llevará adelante la petrolera noruega Equinor, asociada a la angloholandesa Shell y la nacional YPF.
El investigador del Conicet y especialista en política energética Ignacio Sabatella dijo que en esta oportunidad se trata de aguas profundas, cuyos recursos no fueron explorados pero que se presume que se encuentran allí al ser una continuación geológica de las cuencas y sedimentos del presal brasileño.
Un punto criticado por los ambientalistas es que implicaría una apuesta por los combustibles fósiles en detrimento de las energías limpias. Países como Noruega y Estados Unidos recibieron los mismos cuestionamientos al licitar, en los últimos meses, amplias áreas en el Mar del Norte y el Golfo de México.
Otro especialista, el economista e investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata Francisco Barberis Bosch señaló que, con los hidrocarburos, «Argentina podría abastecer a otros países, que necesitan desprenderse del carbón, la fuente más contaminante».
Consultado sobre la viabilidad del proyecto en tiempos de transición energética, Sabatella aseguró que «el proceso va a llevar décadas», y citó, como ejemplo, el atraso de la industria aeronáutica y el transporte marítimo a la hora de descarbonizar. Además, ambos consideraron que Argentina posee «restricciones económicas, financieras y tecnológicas para llevar adelante en escala la transición» y enfatizaron que la propia generación de divisas vía la exportación de hidrocarburos podría «apalancarla». Actualmente la contribución de las energías renovables (eólica, solar, hidroeléctrica y bioenergía) llega al 13% del consumo del país. Sin embargo, el gas, considerado como una energía de transición y que, recientemente, la Unión Europea propuso calificarlo como una energía limpia junto con la nuclear, representa más del 50%.
Puestos de trabajo
Sabatella recordó que el país avanzó con los renovables a través de «la recuperación de la empresa IMPSA, la construcción de parques solares y el reciente lanzamiento del Clúster Renovable Nacional con representación de seis provincias». En ese sentido, se destaca que la generación de puestos de trabajo directos e indirectos, el autoabastecimiento de energía y el impulso a las exportaciones, son algunos de los beneficios en el plano económico que traería la localización de reservas de petróleo y gas en el Mar Argentino.
Uno de los impactos positivos sería el movimiento logístico que generaría en las localidades de la costa bonaerense, entre ellas Mar del Plata, considerada por los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) como la segunda ciudad con mayor desempleo con 10,4% (frente al 8,2% del promedio nacional).
Barberis Bosch precisó que la estructura de la ciudad balnearia «no alcanza para generar empleo para toda su población». «Se habla de que el proyecto generaría 20.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, lo cual sería un montón ya que es casi el 10% de los 261.000 ocupados en la ciudad», puntualizó el economista, quién indicó que la industria de astilleros y el Clúster de Energía local (que actualmente provee a Vaca Muerta), podrían abastecer al proyecto.
Las perspectivas se encuentran en sintonía con datos del Centro de Estudios para la Producción (CEP-XXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo, que calcula que, por cada puesto de trabajo directo, la cadena de petróleo y gas es la de «mayor efecto multiplicador en la economía» generando, en promedio, cinco puestos indirectos. El mismo ministerio prevé que el desarrollo de explotación de hidrocarburos en aguas profundas podría generar exportaciones en el orden de los US$ 25.000 millones.
Para el economista de la Universidad Nacional de Moreno (UNMo) Eduardo Crespo, junto con el desarrollo de Vaca Muerta y el futuro Gasoducto Néstor Kirchner, el proyecto aseguraría el autoabastecimiento del país, y, eventualmente, la exportación de energía, lo cual «aliviaría la situación externa». Asimismo, para Barberis Bosch el aumento de los envíos de petróleo «diversificaría la canasta exportadora del país», lo cual considera «importante» para que sea «menos vulnerable a los altibajos de los precios internacionales de las commodities».
Además, permitirían atenuar uno de los principales problemas económicos: la cíclica falta de divisas, en parte agravada por el recurrente déficit energético que obliga a su importación, completó el economista.