El gobierno ruso volvió a advertir que solo venderá su gas si este es pagado en rublos –divisa nacional de Rusia-, luego de que los miembros del G7 se expresaran contra la política adoptada por el Kremlin la semana pasada.
El vocero de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, dijo ayer que su país “definitivamente” no proporcionará a Europa “gas gratis”, remarcando que “es difícilmente posible comprometerse con la caridad” en la situación actual. De esta forma, Peskov le anunció a sus compradores que deberán respetar las medidas impuestas por su país si desean continuar recibiendo energía rusa. Además, el funcionario admitió que el suministro de gas hacia el viejo continente está siendo un proceso “muy complicado”.
Las advertencias desde Moscú se produjeron casi inmediatamente después de que los miembros del G7 -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido- consideraran “inaceptable” el pago en rublos del gas ruso y acusaran que la medida supone “un incumplimiento unilateral y claro de los contratos existentes”.
“Todos los ministros del G7 acordaron que se trata de una violación unilateral y clara de los contratos existentes, lo que significa que un pago en rublos no es aceptable”, señaló el ministro de Economía alemán, Robert Habeck ayer tras una reunión con sus pares del G7, donde también participaron otros miembros de la Unión Europea. Por últio, el ministro le pidió a las empresas de gas rusas que “no respondan a la petición de Putin”.
La medida fue tomada la semana pasada por su presidente, Vladimir Putin, quien decidió lanzar esta contraofensiva económica para los países a los que considera “hostiles” con Rusia, como respuesta a las sanciones económicas impuestas por Occidente. No obstante el cambio de moneda, Rusia aseguró que cumplirá con los contratos pre-existentes y continuará suministrando el gas de acuerdo con los volúmenes y los precios establecidos.
En tanto, los gobiernos europeos, que dependen en un 40% del gas ruso mantienen la iniciativa de intentar reducir en dos tercios la dependencia energética antes de que acabe el año.
La migración y la inflación inquietan a Europa del este
Los países de Europa del Este comienzan a temer sobre las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania. Los refugiados que acogen estos países implican gastos, por lo que Polonia, Hungría, Eslovaquia y Rumanía han solicitado ayuda de la Unión Europea.
Además, estas economías se enfrentan al alto impacto por las transformaciones en sus sistemas de relaciones comerciales. Por ejemplo, Hungría y Eslovaquia dependen del gas ruso.
Finalmente, la amenaza de la inflación en una región que ya tiene de por sí problemas inflacionarios, pone en un desafío a los países que deben decidir si subir las tasas en medio de una crisis en sus fronteras.
El BID alertó sobre un “efecto domino” en América Latina
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, advirtió ayer sobre el “efecto dominó” de la guerra en Ucrania en las economías de Latinoamérica y el Caribe, que aún no termina de recuperarse tras la pandemia de Covid.
“Algunos efectos dominó ya han comenzado a llegar a nuestros países miembros y tienen impactos en los mercados financieros sobre la inflación y los cambios en los flujos de materias primas como el gas, el trigo y los metales”, señaló Claver-Carone.
De todas maneras, el funcionario consideró que la región puede desempeñar un “papel importante” en la compensación de “productos básicos” para abastecer al mundo.