“Se aceleraron los tiempos: hay un escenario de crisis extrema en el segundo semestre, agravado por la incertidumbre política”. Esta es la síntesis de la lectura que dejó en el peronismo cordobés el viaje del gobernador Juan Schiaretti a Buenos Aires, donde se reunió con su par jujeño, Gerardo Morales, y otros referentes de la oposición en la casa del ex mandatario salteño, Juan Manuel Urtubey.
“Hay un final de ciclo, un vacío de poder que precipita el deterioro del gobierno nacional”, fue otra de las conclusiones, ésta de un referente legislativo de Hacemos por Córdoba, quien vaticina “un lugar de convergencia de gobernadores más allá del origen político de cada uno”.
El viaje a Buenos Aires de Schiaretti, algo inusual en los últimos años, dejó en offside a los principales dirigentes del peronismo cordobés, que se enteraron por el vicegobernador Manuel Calvo. Luego de los llamados cruzados, se instaló la sensación de que esta reunión en la que participó Schiaretti es un anticipo de los tiempos que vienen: “Trasciende lo electoral. Es tener un acuerdo mínimo con otras fuerzas, un plan B”, es una de las explicaciones.
“Nadie quiere una Asamblea Legislativa, ni se impulsará esa salida, pero está claro que es el Presidente quien tiene un problema de gobernabilidad y hay que dar previsibilidad”, agregó un parlamentario. “Se trató de una reunión de dirigentes moderados y dialoguistas, no hay que ver fantasmas destituyentes, al contrario”, indicó un cuarto funcionario cordobés en diálogo con el periodista Juan Manuel González.
Otra voz schiarettista: “Jorge Capitanich: no vino a ver al Gringo porque le quedó de paso. Hay un mar de fondo con los gobernadores ante esta situación. Y la alternativa desde el peronismo no kirchnerista que Schiaretti encabeza va a ser en una coalición en la que los gobernadores van a tener un rol preponderante”. La foto de Coqui con el Gringo llamó la atención: Schiaretti se desmarca de los kirchneristas.
En el schiarettismo reconocen que hasta ahora esa posible “coalición de gobernadores” sólo mostró a Schiaretti y Morales, pero esperan gestos en ese sentido de otros mandatarios: «La dimensión de lo que construyan la darán los gobernadores, no los voceros». En este músculo anotan a Pablo Javkin.
Los funcionarios cordobeses consultados remarcaron el “valor simbólico” que tiene un viaje de estas características de Schiaretti a Buenos Aires. “Él tiene un posicionamiento histórico contra el kirchnerismo y a favor de la gobernabilidad. El escenario lo empuja a tener un rol protagónico en esta crisis de vacío de poder del Gobierno nacional”, es otra definición.
Un funcionario ejecutivo de primera línea agrega: “Ante la crisis es lógico que el arco político busque a un gobernador coherente, con una gestión exitosa y que no promueve la grieta, pero no hay que aventurar un armado electoral, porque la prioridad siempre será retener Córdoba” en 2023.