El presidente ruso, Vladímir Putin, salió a hablar ayer en medio de las denuncias de violaciones a los derechos humanos en su invasión a Ucrania, en declaraciones donde lejos de recular ratificó que su objetivo es conquistar el Donbass, la región del este del país donde ahora concentra sus ataques.
“Nuestros oficiales participan en una operación militar especial en Donbass, en Ucrania, donde ofrecen su ayuda a las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Actúan con valentía, de manera competente, y utilizan eficazmente las armas más modernas”, aseguró Putin acompañado del presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, durante una visita al cosmódromo Vostochni, en la provincia oriental de Amur, junto a la frontera china.
El mandatario ruso desestimó las acusaciones de “crímenes de guerra” en su contra al afirmar que el caso de Bucha “es una falsificación”, pese a las evidencias en contra, a la vez que defendió la guerra porque busca “unos objetivos muy claros y nobles”.
“El objetivo fundamental es ayudar a la gente en el Donbass, al pueblo que hemos reconocido. Nos hemos visto obligados a hacerlo porque las autoridades en Kiev, empujadas por Occidente, se negaron a cumplir con los Acuerdos de Minsk encaminados a una solución pacífica de los problemas del Donbass”, dijo Putin, quien ratificó que “la operación militar continuará hasta completar totalmente sus objetivos”.
El mandatario ruso desechó también las negociaciones de paz al acusar a su contraparte ucraniana de incumplir los convenios alcanzados, devolviendo el diálogo a “un punto muerto”. “Llegamos a cierto punto de acuerdo en Estambul que incluía las garantías de seguridad para Ucrania, muy firmes y que no se aplicarán en Crimea, Sebastopol y Donbass.
Como se vio, tomamos medidas para avanzar en las conversaciones (en referencia a la retirada de Kiev), pero en vez de esto nos encontramos con las provocaciones de Bucha y, lo más importante, que la parte ucrania se distanció de sus compromisos”, dijo Putin al acusar a Kiev de haber dejado fuera de los acuerdos posteriormente esos tres territorios. El negociador jefe ucranio en las conversaciones con Moscú, Mijailo Podoliak, afirmó, en cambio, que las negociaciones continúan pese a las dificultades.
Acusan a Rusia de usar armas químicas
El secretario de estado norteamericano, Antony Blinken, aseguró ayer que Rusia podría estar usando “diferentes agentes antidisturbios mezclados con agentes químicos” en su ofensiva para tomar Mariupol, la estratégica ciudad ubicada en el este de Ucrania.
“Las fuerzas rusas podrían usar diferentes agentes antidisturbios, incluidos gases lacrimógenos mezclados con agentes químicos que reforzarían los síntomas para debilitar e inmovilizar a los combatientes y civiles ucranianos como parte de su campaña agresiva para tomar Mariupol”, denunció Blinken.
El gobierno británico informó también que está investigando el uso de armas químicas en la ciudad ucraniana, luego de que se conocieran víctimas con síntomas de envenenamiento.
El lunes, el regimiento ucraniano Azov, atrincherado en Mariupol, denunció que un dron ruso había lanzado una “sustancia tóxica” sobre soldados y civiles, pero ninguna fuente independiente confirmó aún esta acusación.
Advierten por la crisis humanitaria
El portavoz de la Secretaría General de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, manifestó ayer su preocupación por el recrudecimiento de los enfrentamientos en la región del Donbass ucraniano, a la vez que alertó que en Donetsk hay informaciones “inquietantes” sobre civiles muertos.
“Nuestros socios y nosotros mismos estamos profundamente preocupados por la difícil situación de los civiles tras la intensificación de las hostilidades en la región oriental del Donbass y las provincias de Jersóv, Járkov y Dnipropetrovsk”, dijo Dujarric, quien puntualizó que “la infraestructura crítica de agua, electricidad y gas y las instalaciones de salud han sido destruidas”.
A su vez, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) advirtió que la guerra ya obligó a más de 11.000.000 de personas a huir de sus ciudades para salvar sus vidas, aunque las cifras crecen “de manera exponencial” y la situación puede dar paso a “la mayor crisis de refugiados en Europa en lo que va del siglo”, aseguró.