Una lectura sobre “La clave Muspelheim” (Editorial Hielo Nueve, 2022), la cuarta novela de Marcelo G. Urbano.
No es raro tomar un libro entre las manos con toda la expectativa del mundo y terminar defraudado. Por lo general, suele pasar cuando se trata de uno de esos libros que los escritores recomiendan por las redes como manera de pagar viejos favores, o de intentar comprometer a nuevos. Muchas veces, esto se debe a que los suplementos de cultura disponen de cada vez menos espacio (cuando no desaparecen), recursos y ganas de cribar la cosecha para separar el trigo de la paja. Es de esta manera que en nuestro firmamento literario se van sucediendo modestos hits o best sellers (ponele), que son más producto de la distracción de los periodistas, la inercia de las redes y el comportamiento de rebaño que de la calidad de la obra o el fanatismo de los lectores. A lo largo de diez años rastreando trufas literarias, he tenido que leer mucha basura para poder encontrar cosas buenas.
Sin embargo, a veces, sucede lo infrecuente, lo raro, lo inusual, lo milagroso: que te topes con un libro del que no hay prácticamente información en la web. Una obra recién salida del horno perteneciente a un autor ignoto, sobre el que es incluso difícil conseguir una foto. Y que el libro, además de misterioso, tenga una trama interesante y original, de arquitectura brillante, con diálogos fluidos y personajes que parecen tener vida propia. Para colmo, los personajes están entrelazados en una historia meticulosamente documentada que transcurre en diferentes tiempos y lugares: Europa, Argentina, la dictadura de Onganía, la Alemania nazi, un naufragio en el siglo XIX, etc. Es la primera vez que me sucede algo así.
El milagro de 382 páginas tiene un nombre y es “La clave Muspelheim”, un thriller histórico firmado por el enigmático Marcelo G. Urbano. La novela sigue los pasos de Néstor Gelman, un periodista especializado en casos misteriosos o paranormales, que tuvo un programa en la tele y fue desacreditado, cayó en desgracia y sobrevive como bloguero independiente. Investigando el crimen ritual de un marchant alemán, Gelman se topa con pistas extrañas que remiten a una especie de acertijo histórico, cuya clave estaría relacionada con el naufragio de un buque alemán en 1880.
En medio de esto, se entrelazan sus amoríos, su vida (que es un caos sin fin), y los indicios de una suerte de logia llamada la Cofradía de los Carolingios. Las diferentes fuerzas en pugna buscan completar una información fragmentaria de más de 1.000 años de antigüedad, y que promete grandes beneficios para quien resuelva el misterio.
Buenas ideas pueden tener muchos, pero la maestría asoma en la instancia de llevarlas a cabo y bien. Sorprende el nivel de la prosa y el ritmo casi cinematográfico de La clave Muspelheim, que, además, se apoya en numerosos datos históricos y tiene una ambientación de diferentes épocas muy logradas, pero sin avasallar.
De la misma manera en que a veces uno no se explica cómo hay malas novelas que se venden con insistencia, como si todo un departamento de marketing se hubiera obsesionado –o hubiera hecho una apuesta, no sé– con instalar algo berreta a como dé lugar; de esa misma forma es sorprendente que haya libros excelentes que pasan desapercibidos. La novela de Marcelo G. Urbano (la G. es de Gabriel) es una pieza que tranquilamente está a la altura de las que suele ganar el premio Planeta o, incluso, de muchos best sellers internacionales. De hecho, hay algunos aspectos de la trama que recuerdan a obras maestras del género, como “El péndulo de Foucault”, de Umberto Eco, o “El club Dumas”, de Arturo Pérez Reverte.
A veces los milagros ocurren y es toda una fiesta cuando eso sucede. “La clave Muspelheim” es una masterclass sobre cómo escribir una novela con recursos clásicos de la ficción histórica, pero también del documental y del cine de suspenso.
La clave a la que alude el título es un McGuffin genial que no decepcionará al lector más perspicaz.
La mala onda que los libreros locales disfrutan ejerciendo de manera casi profesional con quienes intentan acceder al circuito de librerías por fuera de las distribuidoras hace que sea imposible conseguir en tiendas locales, pero sí está disponible tanto en papel como en digital a través de la página personal del autor https://marcelogurbano.com.ar/ o, en Córdoba, a través de la página de Ig cordobacorrecciones.
Marcelo G. Urbano
(Buenos Aires, 1961) Periodista y escritor. Estudió Comunicación y realización cinematográfica. Autor de las novelas “Vestigios” (2007, Plume), “Siempre estuvo la muerte” (2016, Puro magnetismo) y “El ápice del tiempo” (2017, Puro Magnetismo). Dicta talleres sobre autogestión editorial y narrativa de ficción. Dirigió algunos cortometrajes de animación en la década del 2000.