El Papa Francisco arribó ayer a Canadá, en lo que será una estadía marcada por el pedido de perdón a los pueblos indígenas a raíz de los abusos cometidos en internados manejados por la Iglesia, entre fines del siglo XIX y la década de 1990.
Desde este lunes y hasta el viernes, el Papa mantendrá encuentros con representantes de los pueblos Métis, First Nations e Inuit, que sufrieron todo tipo de abusos en las escuelas residenciales financiadas por el Estado canadiense y gestionadas en algunos casos por instituciones de la Iglesia católica y otros grupos cristianos.
Desde 1883 y hasta el cierre de la última escuela residencial en 1996, unos 150.000 nativos menores de edad fueron separados de su familia en un plan sistemático de asimilación forzosa para occidentalizar sus costumbres que el informe oficial describió incluso como “genocidio cultural”.