Un nuevo ataque contra la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa -bajo control ruso desde marzo-, profundizó la preocupación mundial por una tragedia nuclear, al punto que Moscú reclamó a la comunidad internacional que exija a Kiev un alto el fuego en el lugar.
“El domingo 7 de agosto, las fuerzas de (el presidente ucraniano, Volodimir) Zelenski cometieron otro acto de terrorismo nuclear contra las obras de infraestructura energética de la planta nuclear de Zaporiyia”, informó el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, quien explicó que por el ataque “resultó dañada la línea de alta tensión abastecía las provincias de Zaporiyia y Jerson”. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió además que el bombardeo de la central nuclear es “potencialmente peligroso en extremo” y podría “tener consecuencias catastróficas para una vasta zona, incluyendo el territorio europeo”.
Es más, Peskov pidió a los países que tiene influencia en las autoridades ucranianas que la utilicen “para descartar la continuación de estos ataques”. La central nuclear de Zaporiyia se ha convertido en las últimas semanas en objetivo de los ataques, en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania iniciado el pasado 24 de febrero.
El jefe de la agencia nuclear ucraniana Energoatom, Petro Kotin, hizo sin embargo un llamado a las potencias occidentales para desalojar a los ocupantes rusos de la central y crear una “zona desmilitarizada” en los alrededores de la planta. A su vez, el presidente Zelenski culpó a Rusia por los ataques y dijo que “los ocupantes crearon otra situación extremadamente peligrosa para toda Europa”. “Cualquier bombardeo contra esta instalación es un crimen abierto y flagrante, un acto de terror”, dijo Zelenski, quien insistió en la necesidad de reconocer a Rusia como un “Estado patrocinador del terrorismo” y pidió más sanciones “contra toda la industria nuclear rusa”.
Como se podía esperar, Estados Unidos tomo partido por Ucrania y pidió a Rusia detener toda actividad militar en las centrales nucleares de Ucrania y sus cercanías, incluyendo la de Zaporiyia. “Seguimos pidiendo a Rusia cesar todas las operaciones militares dentro y en los alrededores de las centrales nucleares ucranianas y que le devuelva su control a Ucrania”, porque “combatir alrededor de una central nuclear es peligroso”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean Pierre.
A su vez, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que cualquier ataque a una planta nuclear es “una misión suicida”; luego de que el director del OIEA, el argentino Rafael Grossi, expresara el domingo su preocupación por los bombardeos y subrayara que las acciones militares en la zona de la central entrañan “un peligro muy real de catástrofe nuclear”.
Precisamente, el OIEA anunció que impulsará una misión con una delegación propia y otra de la ONU para que llegue a la central nuclear a verificar su estado e investigar los ataques, según informó el jefe de la administración de Zaporiyia, Evgueni Balitski, quien agregó que tras el ataque denunciado por Rusia dos de sus reactores no funcionan a plena capacidad. Moscú dijo estar dispuesto a ayudar al OIEA en la organización de la visita.