La Unión Europea (UE) y Rusia intentan frenar la creciente tensión social con tintes bélicos en cuatro ex repúblicas soviéticas. El primer caso es Armenia y Azerbaiyán que disputan la región de Nagorno Karabaj, donde los combates de la semana pasada dejaron más de 200 muertos. El segundo es Kirguistán y Tayikistán, donde 116 personas perdieron la vida recientemente en enfrentamientos entre fuerzas de ambas ex repúblicas soviéticas de Asia central.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, dialogó con los líderes de Armenia y de Azerbaiyán. “Mantuvimos un intercambio sustancial sobre los medios para garantizar una desescalada sostenible y sobre cómo intensificar los esfuerzos para cimentar una paz duradera en la región”, indicó Michel.
Después de días de enfrentamientos, rige desde el miércoles pasado un alto el fuego que la UE pidió para que las partes “continúen dialogando”, además de instar a coordinar las labores humanitarias como la entrega de los cuerpos de soldados fallecidos. Armenia anunció que al menos 135 personas, mientras que Azerbaiyán informó de 71 fallecidos entre sus fuerzas armadas.
Los enfrentamientos son los más sangrientos desde el 2020 en la región de Nagorno Karabaj, de población mayoritariamente armenia y que ambos países se disputan tras la separación en 1988 de la entonces república socialista soviética de Azerbaiyán. Las hostilidades del 2020 duraron seis semanas y causaron más de 6.500 muertos.
En tanto, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, instó a los gobernantes de Kirguistán y Tayikistán evitar una nueva escalada de violencia por conflictos en la región de Batken. Esta zona está ubicada en el suroeste de Kirguistán y es fronteriza con Tayikistán, donde al menos 116 personas fallecieron y más de 140 resultaron heridas la semana pasada.
El viernes pasado los dos países acordaron un alto el fuego, pero luego se acusaron mutuamente de haberlo violado en varias ocasiones. Casi la mitad de los 970 kilómetros de frontera común entre Kirguistán y Tayikistán es disputada desde la disolución de la Unión Soviética, en un contexto de tensiones por el acceso a los recursos naturales. En el 2021, un estallido de violencia causó más de 50 muertos e hizo temer un conflicto a mayor escala.