La campaña electoral en Brasil llegó a los templos evangélicos, tanto por parte del candidato y actual mandatario, Jair Bolsonaro, como también por el favorito a sucederlo, Luiz Inácio Lula da Silva. Según las encuestas, Bolsonaro lidera con el 65% las preferencias entre los evangelistas sobre Lula, que tiene el 35%.
Ayer, la esposa de Bolsonaro, Michelle Firmo, se sumó a la campaña en búsqueda del voto evangelista principalmente de las clases bajas, en San Pablo. “Estamos aquí para luchar contra ese cáncer del partido de las tinieblas, para que se disipe de nuestra nación”, dijo Firmo en un acto. “En la Biblia, Dios siempre se inclina por el lado de la derecha”, afirmó.
Por otra parte y también en San Pablo, Lula envió una carta al “pueblo evangélico”, que fue leída frente a representantes de dicho credo en un encuentro realizado ayer.
“En medio de este triste escándalo del uso de la fe con fines electorales, me comprometo con ustedes: mi Gobierno nunca utilizará símbolos de su fe con fines políticos partidistas, respetando las leyes y tradiciones que separan al Estado de la Iglesia, para que no haya interferencia política en la práctica de la fe”, dice la carta de Lula.
A su vez, señaló las “fake news” (noticias falsas) que instaló Bolsonaro en los votantes evangélicos. Desmintió que si llega al gobierno cerrará templos e instalará baños unisex, y ratificó su posición contra el aborto “en forma personal”. Aclaró que la discusión para cambiar la legislación es un asunto a ser discutido por el Congreso y no por el presidente.
Finalmente, Lula señaló las intenciones de los pastores neopentecostales, sobre todo la Iglesia Universal cuyo dueño es Edir Macedo quien controla el canal Record, el segundo de la tv brasileña, y el portal r7, el segundo más visto en el país vecino.