Los reiterados cortes en el suministro del gas ruso a Europa tanto por tareas de mantenimiento o reparaciones inconclusas por las sanciones impuestas a Rusia por parte de la Unión Europea (UE) a raíz de la guerra en Ucrania, o bien por los recientes sabotajes, desataron una crisis energética sin precedentes en el continente dejando en claro la dependencia de la UE a proveedores externos de energía.
Ante la llegada del invierno y sin su principal proveedor de gas, Rusia, el Parlamento alemán autorizó el desembolso de 200.000 millones de euros para crear un paquete de medidas destinado a aliviar el incremento de los costos de la energía. Los subsidios están destinados a las boletas de gas y electricidad que deberán afrontar la ciudadanía, y las pequeñas empresas.
El canciller alemán, Olaf Scholz, dijo tras la aprobación que se trata de “una buena noticia” para cualquier “persona preocupada” por el importe de sus servicios públicos, antes de la llegada del invierno con el consecuente aumento en el consumo en un país donde las temperaturas bajan de los cero grados y abunda la nieve. Por su parte, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, celebró el paquete aprobado y aseguró que permitirá usar la fuerza económica de Alemania para sostener “esta guerra energética”.
Desde la oposición criticaron que la coalición de Gobierno aún no haya presentado nada concreto sobre los frenos que se aplicarán a los precios del gas y la electricidad, así como a las ayudas corporativas. “Sería más honesto aprobar un presupuesto suplementario este año y dejar las ayudas para el próximo año en el presupuesto de 2023 y, si es necesario, volver a solicitar una exención de la regla de la deuda”, afirmó el diputado opositor Mathias Middelberg, del CDU/CSU.
Alemania se adelantó a las medidas que tomarán el resto de los países de la UE. De hecho, la semana pasada se celebró una cumbre en Bruselas para buscar un consenso en común en cuanto a las políticas a tomar para atravesar la crisis energética y evitar una recesión económica en el continente.
Sin consenso, Alemania avanzó de igual manera de manera individual olvidando la respuesta comunitaria en bloque que se busca desde la UE. La Comisión Europea (CE), brazo ejecutivo de la UE, propuso poner un precio máximo comunitario para todas las compras de gas. No obstante, la propuesta choca con los intereses alemanes por lo que fue descartada y, al contrario, optaron por aprobar un paquete millonario para subsidios.
Un día después de aprobar la medida, el sábado la Asociación de Cámaras de Industria y Comercio de Alemania (DIHK) alertó que muchas empresas no consiguen contratos de suministro eléctrico para trabajar. “Necesitamos urgentemente un suministro sustitutivo para las empresas, así como una garantía de liquidez para los proveedores”, pidieron.