A una semana del balottagge en Brasil, el exdiputado Roberto Jefferson, líder del Partido Trabalhista Brasileño (PTB) y aliado del presidente Jair Bolsonaro, fue detenido por la Policía Federal tras atrincherarse en su casa y enfrentar a las fuerzas de seguridad con disparos de fusil y granadas, hiriendo a dos polícías.
Jefferson estaba condenado por golpismo y cumplía una prisión domiciliaria que violó, razón por la cual los policías fueron ayer a detenerlo.
Atrincherado durante casi ocho horas ayer en su mansión, Jefferson, líder del Partido Trabalhista Brasileño del candidato presidencial ultraderechista conocido como Padre Kelmon, podría causarle dolores de cabeza a Bolsonaro en la recta final de la campaña, sobre todo porque filmó videos reivindicando dispararle a la policía en nombre de la «libertad» y contra la corte suprema.
En una entrevista de la oficialista TV Record, de la Iglesia Universal anoche, un show que era un debate al que Lula avisó que no iría, Bolsonaro llamó «delincuente» a Jefferson, a quien le soltó la mano luego de tres años de alianza en una campaña lanzada para enfrentar a la ultraderecha con el Supremo Tribunal Federal y el Tribunal Superior Electoral.
Bolsonaro también dijo que «no existe ninguna foto de ambos» pero rápidamente salieron de los archivos oficiales las imágenes del presidente y Jefferson en la Casa de Gobierno, en audiencias oficiales, al punto que el atrincheramiento armado del exdiputado fue apoyado en las calles por activistas bolsonaristas al grito de «Libertad» y «Cierren la corte suprema».
Este lunes, la campaña del contendiente de Bolsonaro en la segunda vuelta, Luiz Lula da Silva, lanzó un video por las redes que será exhibido en la propaganda obligatoria televisiva denunciando a «Bolsonaro violento» y poniendo como ejemplo el de Jefferson y los homicidios políticos cometidos por bolsonaristas a lo largo de la campaña.
Jefferson es conocido por haber sido condenado en 2012 por corrupción en el escándalo del Mensalao del pago ilegal de campañas electorales, episodio vinculado al gobierno de Lula, cuando robó cuatro millones de reales que eran para su fuerza política.
El exdiputado cumplía prisión domiciliaria tras haber sido condenado por atentar contra la democracia en 2021 siendo el presidente del PTB.
El juez Alexandre de Moraes, titular de la corte electoral y miembro del máximo tribunal, consideró que Jefferson violó la prisión domiciliaria por haber usado redes sociales y ordenó su regreso a la cárcel de Benfica, en Río de Janeiro.
Moraes, además, en la orden de captura cita informes de inteligencia de la Policía Federal vinculando a Jefferson con alguna operación con armamento que podía ser realizada en vísperas de la elección del domingo.
Al llegar la policía a su mansión en Comendador Levy Gasparian, interior de Río de Janeiro, les arrojó granadas y se atrincheró, mientras enviaba videos a las redes sociales denunciando una «tiranía» de la corte suprema porque considera que la investigación en su contra es un atentado a la libertad de expresión.
Jefferson adhirió al bolsonarismo por ser un militante antilulista famoso y, además de haber convocado a un golpe de Estado para cerrar la corte, ganó relevancia en las redes, donde aparecía manipulando armas y amenazando a jueces y al embajador de China en Brasil.
En la recta final, las encuestadoras van a medir si hubo impacto en el asunto de Jefferson, un defensor también de la política de compra libre de armamento lanzada por Bolsonaro.
Bolsonaro fue aconsejado a vincular a Jefferson al escándalo de corrupción de PT durante la gestión de Lula para amortiguar el escándalo.
Lula declaró sobre el episodio: «No apenas intercambió tiros sino que lanzó una granada, me dijeron; nunca vimos en una campaña una aberración de este tipo, esta cosa cretina que estableció mi adversario, creó una parte de la sociedad rabiosa, con odio, mentirosa y que divulga fake news sin importarles si el hijo está mirando o escuchando su mentira; esto genera el comportamiento de Jefferson».