El presidente Alberto Fernández llegó ayer a Washington procedente de Nueva York para protagonizar la reunión bilateral más importante de su gestión: la ansiada cumbre con el mandatario de los Estados Unidos, Joe Biden, que buscará le sirva tanto para calmar el frente político interno en el oficialismo como el horizonte económico para el país.
Más allá de la foto de ocasión, el mandatario argentino intentará conseguir una señal clara de Biden que aporte una “perspectiva de estabilidad” económica para el futuro de Argentina, sobre todo de cara a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por esa razón, sumará a la reunión a Sergio Massa, quien en los próximos días será recibido por la subdirectora gerente del FMI, Gita Gopinath, ante un viaje a China de la titular del organismo, Kristalina Georgieva. El encuentro está pautado para hoy entre las 14 y las 17 en el Salón Oval de la Casa Blanca y según la delegación argentina será a “agenda abierta”.
Desde el entorno del jefe de Estado anticiparon que el encuentro con Biden será una respuesta contundente a las críticas del ex mandatario Mauricio Macri, quien aseguró que “Argentina está aislada del mundo”. Lo cierto es que Ferández buscará alguna declaración de apoyo explícito de su par estadounidense que contribuya a calmar las aguas en su Gobierno, con una interna al rojo vivo en el Frente de Todos y con miras a su postulación en las Paso. El mandatario “planteará el tema de la sequía en la Argentina como problema para el ingreso de dólares al país por la caída de las exportaciones en la próxima cosecha”, señalaron fuentes de la comitiva que lo acompaña.
“(El encuentro) puede ser una muy buena oportunidad para Argentina, tenemos muchas cosas por resolver y Estados Unidos, hasta acá, siempre nos ha estado acompañando en los organismos internacionales de crédito”, expresó ayer el propio Fernández en un diálogo con la prensa desde Washington, admitiendo que el acuerdo con el FMI será uno de los ejes del diálogo. También, anticipó que planteará sus “preocupaciones sobre el sistema financiero internacional a partir de la caída del Sillicon Valley Bank y los bancos suizos, la guerra inconclusa con Ucrania y la necesidad de entender la globalización de un modo distinto”. “Todo eso tiene que ser objeto de la charla”, completó. Paralelamente, también se reunirán los embajadores de ambos países, Jorge Argüello y Marc Stanley, mientras que además estará el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que viajó para sumarse a la delegación.
“Tiene que ser a agenda abierta porque los dos jefes de Estado tienen evidentemente posiciones compartidas y miradas similares en muchos aspectos de la agenda global, que conviven y trabajan juntos en el marco del G20, cuyos países trabajamos a la par en distintos organismos multilaterales, se está trabajando para elevar la intensidad de la relación bilateral. Y la verdad es que tengo que decir que el punto de la relación bilateral que tiene hoy la Argentina con los Estados Unidos es muy positivo”, agregó el embajador Jorge Argüello.
Cruces en el Council of the Americas
La previa de la cumbre con Joe Biden no fue la mejor para el presidente Alberto Fernández, que anteanoche encabezó una cena con un grupo de empresarios e inversores en el Council of the Americas donde tuvo que responder preguntas incómodas.
El Presidente fue el primer orador y enfatizó el crecimiento del PBI por tercer año consecutivo a pesar del impacto de la pandemia, la guerra en Ucrania y la sequía que azota al país. Luego, llegaron las preguntas sobre la situación política en el país, no exentas de algunas críticas.
La más picante vino de un representante de la banca JP Morgan, quien habló del escenario de “incertidumbre económica” del país y lo asoció a los gobiernos peronistas. Fernández elevó el tono y argumentó que la Argentina retrocedió cada vez que se aplicaron recetas neoliberales: durante la dictadura militar y en los mandatos de Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Mauricio Macri. El mandatario argentino cuestionó además a las consultoras que les sirven como fuentes a los banqueros extranjeros porque “hacen negocios”, según sostuvo.