El Ministerio de Salud de la Nación informó de forma oficial este sábado que hasta la semana epidemiológica 12 de 2023 (del 19 al 25 de marzo) se notificaron en el país 16.143 casos de dengue, de los cuales 14.224 adquirieron la infección en la Argentina.
Al momento, la circulación de este virus se ha identificado en 14 jurisdicciones: Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Formosa, Chaco, Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Tucumán y La Rioja.
En cuanto a fiebre chikungunya, se registran hasta el momento 657 casos de los cuales 244 adquirieron la infección en Argentina, 159 se encuentran en investigación y 254 adquirieron la infección fuera del país.
En lo que respecta a Córdoba, al momento, la circulación de este virus se ha confirmado en dos jurisdicciones: Córdoba Capital y La Calera.
Respecto al dengue, durante la semana epidemiológica 11 se registró un aumento de casos del 44,8% respecto de la semana epidemiológica anterior.
En términos acumulados, entre la SE1 a SE12, los casos notificados durante 2023 representan un 10% menos que los acumulados en el mismo período del año 2020 (último año epidémico), mientras que para 2016 (penúltimo año epidémico) se encuentra un 34% por debajo para el mismo intervalo de tiempo.
El dengue es una enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito del género Aedes, principalmente por Aedes aegypti. Cuando el mosquito se alimenta con sangre de una persona infectada por el virus dengue, adquiere el virus y luego de 8 a 12 días es capaz de transmitirlo a una persona sana a través de la picadura.
La fiebre chikungunya es una enfermedad viral que, al igual que el virus dengue, es transmitida por la picadura de mosquitos Aedes infectados. El nombre significa “aquel que se encorva” ya que describe la apariencia inclinada de algunas personas que lo padecen, por los fuertes dolores articulares que provoca.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de dengue son fiebre acompañada de uno o más de los siguientes: dolor detrás de los ojos, de cabeza, muscular y de articulaciones, náuseas y vómitos, cansancio intenso, aparición de manchas en la piel y picazón, y/o sangrado de nariz y encías.
Ante un diagnóstico de dengue es importante seguir las indicaciones del personal de salud y asistir a las consultas de seguimiento y control. Si al momento de disminuir la fiebre o en los días posteriores, alguno de los síntomas se agudiza, reaparece o se detectan síntomas nuevos (dificultad para respirar, dolor abdominal intenso, sangrado profuso de mucosas, irritabilidad a somnolencia, vómitos recurrentes), es importante realizar una consulta médica inmediata.
Los síntomas de la fiebre chikungunya comienzan generalmente de 3 a 7 días después de la picadura del mosquito. El síntoma más común es la aparición repentina de fiebre, a menudo acompañada de dolor en las articulaciones. Otros síntomas que pueden aparecer son: dolor muscular, dolor de cabeza, náuseas, fatiga y erupción cutánea. El fuerte dolor en las articulaciones por lo general dura unos pocos días, pero puede llegar a persistir durante meses, afectando la recuperación total y el regreso a las actividades cotidianas.
Ante la presencia de cualquiera de estos síntomas (tanto de dengue como de chikungunya) es muy importante realizar una consulta médica de manera temprana, no automedicarse y evitar la picadura de mosquitos para impedir que sigan transmitiendo el virus.
¿Cuáles son las medidas de prevención?
La principal forma de transmisión de estas enfermedades es por picaduras de mosquitos infectados. Es por ello que la medida más importante de prevención de dengue y chikungunya es la eliminación de todos los criaderos de mosquitos, es decir, de todos los recipientes que contengan agua, tanto en el interior de las viviendas como en sus alrededores.
Si los recipientes no pueden eliminarse porque se usan de modo frecuente, debe evitarse el acceso del mosquito a su interior (tapando tanques, aljibes y/o cisternas) o evitar que acumulen agua, dando vuelta (baldes, palanganas, tambores), vaciando y cepillando frecuentemente (portamacetas, bebederos), o poniendo los mismos al resguardo bajo techo (botellas retornables, por ejemplo).
También es recomendable colocar tela mosquitera en las rejillas de desagües, y no debe olvidarse que el mosquito adhiere sus huevos a las paredes de los recipientes, por lo que además de cambiar del agua, es necesario cepillar el interior de las paredes para eliminarlos.
Para evitar la picadura del mosquito se recomienda utilizar repelente siguiendo siempre las indicaciones del envase. A su vez, se sugiere usar ropa de manga larga y colores claros. Para proteger a las y los bebés (que no pueden usar repelente), se deben colocar redes o tules sobre cunas y cochecitos. En relación al hogar, es importante disponer mosquiteros en puertas y ventanas y usar repelentes ambientales como tabletas, aerosoles (interior) o espirales (exterior).
La aplicación de insecticida mediante fumigación sólo sirve para eliminar mosquitos adultos siempre y cuando entren en contacto con el insecticida en el momento que es aplicado. No tiene poder residual y tampoco elimina formas inmaduras del mosquito (huevos, larvas y pupas); por lo que no es suficiente para controlar estas enfermedades si no se eliminan los criaderos de nuevos mosquitos. Por lo demás está indicada sólo en situación de brote y bajo las indicaciones metodológicas de la normativa nacional vigente.