La Casa Blanca anunció el pasado viernes el envío a Ucrania de bombas de racimo, un armamento prohibido por una convención internacional ratificada por más de 100 países y cuestionado por organizaciones de Derechos Humanos ante el gran daño que pueden generar entre la población civil, al cumplirse 500 días del comienzo de la guerra con Rusia.
“Fue una decisión muy difícil para mí. Y, por cierto, lo hablé con nuestros aliados, lo hablé con nuestros amigos en el Capitolio”, dijo el presidente Joe Biden al justificar la medida, y añadió: “Los ucranianos se están quedando sin munición.” Luego, expresó que “esta es una guerra relacionada con las municiones, ellos se están quedando sin esa munición y a nosotros nos queda poca”.
Cabe mencionar que Estados Unidos, Ucrania y Rusia no forman parte del tratado internacional para vetar este tipo de armamento, pero sí lo suscribieron aliados de Washington y Kiev como Reino Unido, Alemania y Francia. Las bombas de racimo detonan en el aire y liberan cientos de submuniciones en un amplio radio de entre 200 y 400 metros. Su riesgo también está vinculado a que algunas de estas minibombas no detonan y se quedan enterradas, con una tasa de fallo de entre 5% y 30%, por lo que gran número de víctimas colaterales son niños y niñas, que se ven atraídos a ellas por su forma llamativa de pelota de tenis.
La decisión de Washington fue repudiada por varias potencias, siendo Rusia la primera en expresarse. “La decisión de la administración de Joe Biden de suministrar municiones de racimo al régimen de Kiev es otra manifestación flagrante del curso agresivo antirruso de Estados Unidos, destinado a prolongar el conflicto en Ucrania y la guerra hasta el último ucraniano”, dijo la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zajarova.
En tanto, Reino Unido, Canadá y España, aliados de Washington y de Kiev, reafirmaron el sábado su postura en contra de las bombas de racimo. El primer ministro británico, Rishi Sunak, afirmó que su país “desanima” a utilizar las bombas y recordó que el Reino Unido es uno de los más de 100 firmantes de la convención de 2008 que prohíbe su uso. “Vamos a seguir haciendo nuestra parte para apoyar a Ucrania contra la invasión ilegal y no provocada de Rusia, pero lo hemos hecho aportando vehículos de combate pesados y más recientemente armamento de largo alcance y esperamos que todos los países puedan seguir apoyando a Ucrania”, explicó.
Por su parte, el Gobierno de Canadá condenó el uso de munición de racimo en un comunicado en el que reivindica sus esfuerzos por prohibir el uso en conflictos armados de las minas antipersona, también vetadas por un tratado de 1997 firmado en Ottawa. “Canadá abanderó la adopción de la Convención contra las Municiones de Racimo siguiendo el ejemplo sin precedentes del entonces ministro de Exteriores, Lloyd Axworthy, sobre el tratado de Ottawa para prohibir las minas antipersona”, explicó el Gobierno canadiense.
Más directas fueron las críticas de la ministra de Defensa de España, Margarita Robles, al comunicar que su país “no comparte” y se posiciona “en contra” de la decisión de Estados Unidos. “España, desde el compromiso firme que tiene con Ucrania, tiene también un compromiso firme en que determinadas armas y bombas no se pueden entregar en ningún caso”, aseveró.
Piden la incorporación de Ucrania a la OTAN
Ucrania “merece” ser incorporada a la OTAN, consideró el viernes el presidente turco, Recep Erdogan, tras un encuentro en Estambul con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski.
Kiev desea adherirse a la organización militar, pero Estados Unidos advirtió que la ex república soviética “no se unirá a la OTAN” tras la cumbre que la alianza celebrará mañana y el miércoles en Vilna, Lituania.
Erdogan anunció que el presidente ruso, Vladimir Putin, visitará Turquía “el próximo mes” y consideró que Moscú y Kiev “deberían volver a las negociaciones de paz”.
Por otra parte, el presidente polaco, Andrzej Duda, de visita en Kiev, insistió en que la OTAN cierre filas tras Ucrania, en vísperas de la cumbre en Lituania.
“Juntos somos más fuertes”, afirmó el presidente en las redes sociales durante una visita a la ciudad de Lutsk, en el oeste de Ucrania, junto a su homólogo ucraniano Zelenski.