Por Gastón Gracia Daponte (especial para HDC)
Para el peronismo de Córdoba fue una jornada épica. Daniel Passerini asumió el sábado pasado como viceintendente de la ciudad de Córdoba junto a los nuevos concejales del período legislativo 2019-2023 del Concejo Deliberante, el más grande del país. Lo hizo después de 46 años esquivos para el PJ en la ciudad capital y el acto de asunción fue un reflejo del significado de esa jornada histórica y de la coyuntura política nacional y provincial.
El último gobierno del peronismo en la Capital estuvo marcado por tragedias políticas e institucionales que prolongarían durante casi cinco décadas la llegada al poder del justicialismo. Juan Carlos Ávalos ganó las elecciones del 11 de marzo de 1973 en representación del Frente Justicialista de Liberación. Pero hacia finales de ese año, Ávalos -en medio de los conflictos internos partidarios- esgrimió problemas de salud, pidió licencia y asumió en su lugar el presidente del Concejo Deliberante, Miguel Flores, un hombre cercano a Obregón Cano, quien ejerció interinamente el cargo hasta días después del llamado Navarrazo, cuando se vio forzado a renunciar para ser reemplazado por el concejal José Domingo Coronel, que ocupaba la presidencia del órgano deliberativo y la intendencia interina. Sin embargo, en el marco de una maniobra del peronismo ortodoxo, Ávalos vuelve a asumir (alejado de Flores y Coronel). Fallece luego el 5 de septiembre de 1974, dando lugar a que Coronel retome la conducción del municipio -ya como titular- para completar el mandato, interrumpido luego por el golpe de Estado de 1976.
Décadas después, en medio de las disputas naturales del peronismo local tras la muerte de José Manuel de la Sota, la ceremonia del sábado, que se desarrolló en el histórico edificio de la Legislatura, fue cuidadosamente pensada para que Passerini fuera el protagonista principal, un referente del delasotismo que ofreció tributo en su asunción al ex gobernador. No faltó oportunidad para agradecer, en reiteradas ocasiones, el apoyo depositado en su nombre a Juan Schiaretti, Alejandra Vigo y al intendente electo, Martín Llaryora, que no estuvieron presentes.
Así, el peronismo se cohesiona a nivel local para poder mostrar sus diferencias a nivel nacional con el próximo gobierno de Alberto Fernández, una vieja receta política que practicaron una y otra vez De la Sota y el actual Gobernador.
Anticipando un escenario conflictivo para la ciudad en medio de la crisis por la que atraviesa la Argentina, Passerini convocó a la oposición a trabajar en conjunto para llevar soluciones concretas a los cordobeses. Propuso como punto de partida las coincidencias. De manera enfática, plantó la defensa de los derechos de las mujeres y el combate contra la violencia de género, la lucha contra las drogas y las conquistas de derechos para niños, niñas y adolescentes. Todos ellos como punto de partida para el llamado a un consenso político dentro del Concejo Deliberante.
Con este mensaje hacia los partidos políticos, Passerini se mostró sin fisuras con Llaryora, con quien dijo compartir un espacio generacional, y también con las autoridades provinciales. A su vez, en la sesión preparatoria que culminará el próximo 10 de diciembre con la asunción del Intendente quedaron designadas las nuevas autoridades del cuerpo legislativo: Marcelo Rodio será el presidente provisorio, Sandra Trigo la vicepresidenta primera, y Haydeé Iglesias (del PRO) será la vicepresidenta segunda.
Cargado de simbología y con un mensaje destinado a terminar con las grietas, el peronismo no solo comienza una nueva etapa en el principal distrito cordobés sino que -tras casi cinco décadas de oscurantismo político en la ciudad- intentará solucionar sus problemas estructurales, que retroalimenten la renovación política del partido en Córdoba.