La editorial Empatía, que dirige Marcela Carbajo, se dedica de manera exclusiva a la narrativa de autores y autoras africanos. Desde 2018, viene configurando un sólido catálogo de autores africanos único en el país. Es importante remarcar que Empatía trabaja con autores contemporáneos, por lo cual también realiza una importante labor al sumar al trabajo editorial un corpus de traductores de diversas lenguas, como lo requiere una literatura africana que, en su riqueza, conlleva también una diversidad compleja.
El último libro, publicado en 2023, es una antología, al igual que el primer libro que publicó la editorial y que tenía como objetivo ofrecer un muestreo inicial. Me refiero a la “Antología de escritores africanos contemporáneos”.
En esta nueva publicación, la antología tiene una perspectiva concreta, reflejada en el subtítulo: “Antología inédita de escritoras africanas de expresión inglesa”. El estudio preliminar pertenece a Federico Vivanco y las autoras publicadas son: Franca-María Andoh (Ghana); Ayesha Harruna Attah (Ghana); Jackee Budesta Batanda (Uganda); Melissa Tandiwe Myambo (Zimbabue); Zoë Wicomb (El Cabo) y Milly Jafta (Sudáfrica).
Si uno, como lector argentino, repasa los nombres citados, probablemente ninguno de ellos nos resulte familiar. Por eso considero necesario nombrarlas, hacer evidente sus nombres. Se trata de visibilizar una literatura que se encuentra escondida, al margen -la mayoría de las veces- del mercado editorial de los grandes monopolios.
Federico Vivanco lo expresa claramente en la introducción: “Al hablar de literaturas africanas, debemos saber que nos encontramos dentro de un continente heterogéneo, compuesto por cincuenta y cinco países, con miles de lenguas nativas. Si bien se lucha por difundir esta cultura en las diferentes lenguas vernáculas, lo cierto es que lo que ha sido publicado, en su mayoría, está en francés e inglés. Estos rostros que nos quieren hablar a través de la palabra están todavía vedados en la lengua española y son figuras intangibles en bibliotecas y librerías… Esta antología pretende visibilidad y protagonismo -el que se merecen- a estas extraordinarias mujeres que muchas veces han sido eclipsadas, tanto en su continente como fuera de él”.
En el cuento de Zoë Wicomb, “No te puedes perder en Ciudad del Cabo”, encuentro una metáfora, una asociación interesante a partir de un aspecto gastronómico. La protagonista va en un colectivo; en ese colectivo la gente habla, refiere cosas. Por la ventanilla podemos ver el paisaje. Una mujer dice: “Es la receta del pollo que me comentaste… Me gusta sentir un poco más el sabor del cardamomo. ¡Qué rico cuando te lo encuentras entero en la comida y lo aprietas entre tus dientes! Una semilla así nunca proporciona todo su sabor en la cacerola. Sólo encuentras ese sabor al morderlo”.
Creo que este pequeño relato dentro del relato (y dentro de la antología) puede ser una luminosa metáfora de lo que acontece con las literatura(s) africana(s). Poseemos apenas un vago aroma y sabor. Encontramos un “dejo” de africanidad a través de la afro descendencia, nos topamos con algún que otro libro sobre el tema, incluso algunos autores (entre ellos el reciente premio Nobel), pero, en general, poseemos un gran desconocimiento. No hemos mordido la semilla de cardamomo y encontrado todo el esplendor de su gusto y aroma.
El trabajo de Empatía, y de otras editoriales independientes, acerca al lector a un contacto fresco y directo con la narrativa africana. Nos da la posibilidad de morder la semilla, sentir y no quedarnos en un simple y lejano vaho que sólo tiene que ver con el exotismo de otros tiempos.
No encontrará el lector en estas narrativas africanas ni monos, ni elefantes, ni tarzanes, propios de una interpretación exótica y romántica del eurocentrismo. El lector va a encontrarse con la voz de mujeres africanas angloparlantes que, en su literatura, patentizan el derrotero de un continente complejo, variado y esperanzador, desgarrado a su vez por las guerras intestinas y un pasado colonial atroz.
Como toda antología, es un recorte de un todo más exhaustivo. Asimismo, más allá del recorte antológico, está la particularidad específica de tratarse de autoras que escriben en inglés y pertenecen a países que poseen esa lengua heredada del pasado colonial y conviviente con las lenguas originarias. Esto puede notarse en casi todos los relatos en donde el lector puede encontrar palabras propias de las lenguas autóctonas, que perviven y se amalgaman con la lengua impuesta. En este sentido, el trabajo de la traducción es doble.
Poco a poco, la literatura africana, va ganando terreno en América Latina. Una literatura que se abre paso desde el dolor y la esperanza como bien lo expresa el poema de Véronique Tadjo (Costa de Marfil):
Es necesario que vuelvas
de esa larga cabalgata
de ese exilio sin fin
a lo más profundo de ti
Ven a beber de cada boca
el clamor de tu pueblo
Hay demasiadas esperanzas
para fecundar
y muchas cadenas que romper.