El papa Francisco consideró hoy que los ataques a civiles en los conflictos abiertos en Ucrania y Gaza son «crímenes de guerra» y rechazó que se los considere «daños colaterales», al tiempo que renovó su pedido para la adopción de dos Estados para Israel y Palestina al dar su tradicional discurso al Cuerpo Diplomático acreditado en el Vaticano durante el que repasó la situación mundial y lamentó la situación «preocupante» en Nicaragua.
«En un contexto en el que ya no parece observarse una distinción entre los objetivos militares y civiles, no hay conflicto que no termine de algún modo por golpear indiscriminadamente a la población civil. Los sucesos de Ucrania y Gaza son una prueba evidente de esto», lamentó Francisco al dar su mensaje a embajadores de todo el mundo en la denominada Aula de las Bendiciones del Palacio Apostólico vaticano.
«No debemos olvidarnos de que las violaciones graves del derecho internacional humanitario son crímenes de guerra, y que no es suficiente con evidenciarlos, sino es necesario prevenirlos», enfatizó luego el pontífice en el que es considerado el discurso central de la diplomacia vaticana para el año.
Para el Papa, «puede que no caigamos en la cuenta de que las víctimas civiles no son daños colaterales; son hombres y mujeres con nombres y apellidos que pierden la vida».
En un repaso por los conflictos abiertos en el mundo y por los grandes desafíos para 2024 en términos de paz, el pontífice reiteró su «preocupación» por la guerra en Medio Oriente y condenó «el ataque terrorista contra la población de Israel del pasado 7 de octubre, en el que fueron heridos, torturados y asesinados de manera atroz tantos inocentes y en que muchos otros fueron tomados como rehenes».
Tras condenar «cualquier forma de terrorismo y extremismo», Francisco consideró en su discurso que «no es este el modo en el que se pueden resolver las controversias entre los pueblos; es más, las hacen más difíciles, causando sufrimiento a todos».
«De hecho, lo que provocó fue una fuerte respuesta militar israelí en Gaza que ha traído la muerte de decenas de miles de palestinos, en su mayoría civiles, entre ellos muchos niños, adolescentes y jóvenes, y ha provocado una situación humanitaria gravísima con sufrimientos inimaginables», desarrolló Jorge Bergoglio.
En ese marco, Francisco reiteró su llamado «a todas las partes implicadas para que acuerden un alto el fuego sobre todos los frentes, incluso en el Líbano, y para la inmediata liberación de todos los rehenes en Gaza» y pidió «que la población palestina reciba las ayudas humanitarias y que los hospitales, las escuelas y los lugares de culto cuenten con toda la protección necesaria».
«Confío en que la Comunidad internacional promueva con determinación la solución de dos Estados, uno israelí y uno palestino, así como también un estatuto especial internacionalmente garantizado para la Ciudad de Jerusalén, de modo que israelíes y palestinos puedan por fin vivir en paz y con seguridad», reclamó de cara al futuro en la región, .
En ese contexto, el Papa se sumó a las voces que advierten por una posible regionalización de la guerra y aseveró que «el actual conflicto en Gaza desestabiliza ulteriormente una región frágil y cargada de tensiones».
«Que la Comunidad internacional anime a las partes implicadas a emprender un diálogo constructivo y serio y a buscar soluciones nuevas para que el pueblo sirio no tenga que seguir sufriendo a causa de las sanciones internacionales», ejemplificó, antes de pedir también por la situación del Líbano.
Además del conflicto en Medio Oriente, el mensaje del Papa se centró en lo que consideró «los casi dos años de guerra a gran escala de la Federación Rusa contra Ucrania» y lamentó que «la deseada paz no ha logrado todavía encontrar sitio en las mentes y en los corazones, a pesar de las numerosísimas víctimas y la enorme destrucción».
«No se puede dejar que se prolongue un conflicto que se va gangrenando cada vez más, en perjuicio de millones de personas», reclamó en ese punto sobre la guerra iniciada en febrero de 2022.
Tras pedir por diversas situaciones en Asia y África, el Papa mostró su «preocupación también por la tensa situación en el Cáucaso meridional entre Armenia y Azerbaiyán, exhortando a las partes a llegar a la firma de un tratado de paz».
Al recordar la situación en las Américas, planteó que «si bien no hay guerras abiertas» en la región, «existen fuertes tensiones entre algunos países, por ejemplo entre Venezuela y Guyana, mientras que en otros, como Perú, observamos fenómenos de polarización que socavan la armonía social y debilitan las instituciones democráticas».
Así, sostuvo que «sigue siendo preocupante también la situación de Nicaragua; es una crisis que se prolonga desde hace tiempo con dolorosas consecuencias para toda la sociedad nicaragüense, en particular para la Iglesia católica» tras la persecución a obispos y sacerdotes en el país centroamericano.
«La Santa Sede no cesa de invitar a un diálogo diplomático respetuoso del bien de los católicos y de toda la población», recordó en ese marco.
Además, pidió que bajen los gastos en armamentos y exigió soluciones a las crisis migratorias abiertas en el mundo, especialmente en el Mediterráneo.
En un discurso con una mirada integral sobre la paz, el Papa se refirió también a los avances obtenidos en la cumbre climática COP28 de fines del año pasado y, en ese ámbito, aseguró que hay «desastres que también son atribuibles a la acción o la negligencia humanas y que contribuyen gravemente a la actual crisis climática, como la deforestación de la Amazonia, que es el pulmón verde de la tierra».
Para Francisco, «la crisis climática exige una respuesta cada vez más urgente y requiere la plena implicación de todos, así como de toda la comunidad internacional».