Tal como se esperaba, las primarias de Iowa consagraron al ex presidente estadounidense Donald Trump y le dieron un envión para una competencia interna que, aunque recién empieza, ya parece haber terminado.
La agencia de noticias AP, que lleva más de 170 años cantando resultados de las elecciones, dio a conocer su proyección apenas 31 minutos después de que arrancó la votación. La celeridad con la cual se anticipó el desenlace de la primera cita del calendario electoral en Iowa fue un testimonio del demoledor dominio de Trump en el Partido Republicano.
La sensación generalizada responde en parte a la estrategia exitosa de Trump que, en su discurso de victoria, presentó la carrera republicana como casi terminada. En un discurso que marca un giro con respecto a su historia de confrontación, se mostró como un líder que trasciende las divisiones internas, elogió a sus rivales después de humillarlos en las urnas y convocó a la nación a unirse detrás de su candidatura.
Trump obtuvo el 51,1% de los votos, logrando la victoria en todos los condados excepto en uno y se hizo de 20 delegados (con 55.432 votos), una cifra muy superior a la del gobernador de Florida, Ron DeSantis, con ocho delegados y 23.054 apoyos. Por detrás, quedó la ex embajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley, con otros siete delegados (y 20.687 votos) y la victoria en el condado de Johnson.
Trump apareció en el escenario de su cuartel general en Des Moines unos minutos antes de las 10 de la noche, hora local, para brindar un discurso victorioso como si ya fuera el candidato republicano. Con un inusual tono componedor, felicitó a sus rivales, agradeció a su familia, sus partidarios y a los políticos que lo respaldaron, y ensayó un llamado a la unidad. “Este es el momento de que todos, nuestro país, se unan”, dijo. “Nos uniremos, sucederá pronto”, completó.
La siguiente cita será la primaria de New Hampshire, el próximo martes, donde Trump también lidera en las encuestas.