Cuando en la casa de Aïsha (29) se enteraron de que le excitaba que la aten y la asfixien, su mamá le dijo que estaba loca y la mandó al psicólogo. Ella (Aïsha, no su mamá), junto a Loly (31), integra el staff de Instinto (ig: @instinto.cba), una de las comunidades eróticas de nuestra ciudad, dedicada a la difusión iniciación y práctica del Bondage, Disciplina/Dominación, Sumisión/Sadismo y Masoquismo: BDSM, para los amigos. Junto a Instinto, está Masquerade (ig: masqueradenight.cba), otra comunidad dedicada a la organización de eventos en donde se ponen en escena diferentes alternativas eróticas mediante una apuesta a lo visual, según contaron Ochito (25) y Lady D, miembros de su staff, a HOY DÍA CÓRDOBA.
El BDSM es una de las tantas prácticas “kinky” o alternativas a la forma tradicional o “vainilla” de mantener relaciones sexuales. Se le dice vainilla en alusión al gusto de helado más elegido, para exponer la monotonía que estereotipa al placer y que pone reparos para degustar otras opciones en base a miedos o prejuicios.
“Lo que hacemos es brindarle a la sociedad en general un espacio donde se sientan cómodos y seguros de poder explorar fantasías, aspectos eróticos que quizás no son muy apegados a lo que es la heteronorma”, explicó Loly. “Muchas veces las personas que llegan a un evento se dan cuenta cuando las ven que hay cosas que les gustan y que no sabían, porque son dinámicas con las que no están en contacto a diario”, agregó.
Además del uso de látigos y vestimentas de cuero, el BDSM abarca prácticas y fantasías eróticas tan diversas como el uso de cera de velas, el “shibari” –inmovilizar a alguien atándolo con cuerdas- “age play” -donde dos personas pueden jugar a ser niños y adultos, dibujar, jugar con burbujeros o poner en penitencia-; “pet play” –una persona actúa como mascota de otra- y “blood play” –una persona le saca sangre a otra con distintos fines. Lo que Instinto Y Masquerade ofrecen es una comunidad para conocer gente interesada en realizar estas prácticas en espacios seguros.
Frente a los discursos que tildan de patológicas a este tipo de prácticas, desde Instinto sostienen que este tipo de ideas no solo están erradas, sino que el BDSM puede resultar “sanador” para abordar situaciones traumáticas. “Podes haber tenido una infancia muy traumática y te encanta estar en ese espacio seguro en donde podés sentirte vulnerable y saber que estás con una persona que te va a cuidar, y así ir sanando otras cosas”, explicó Aïsha.
“Creo que son cosas que nos ayudan a equilibrar con la vida cotidiana. Yo en mi vida, en mi trabajo, suelo ser súper dominante. Capaz necesito un espacio en el cual no sea yo quien tenga el control y tenga a alguien que me cuide y que tenga el control, o viceversa”, detalló Lady D. “Esas prácticas no necesariamente van a lo sexual. Lo puedes sexualizar, si, es un juego, es divertido, pero también está la parte de descarga”, agregó.
Pero explorar los rincones de la sexualidad no es sencillo. “Este tipo de prácticas alternativas es un tabú para muchas personas, en el sentido de que no lo pueden comentar abiertamente con su círculo de amigos o con su círculo familiar”, dijo Loly. “Hay hombres que les gusta, en ciertos momentos, usar ropa de mujeres, maquillarse y es nada más una experimentación para sentirse como una mujer durante un momento y no necesariamente les interesa tener relaciones con otro hombre. Entonces estos espacios permiten sentirse seguro con estas decisiones. Si yo voy a la oficina y cuento que me gusta vestirme como niña y maquillarme, seguramente se te van a reír o van a empezar a tener un montón de prejuicios”, agregó Lady D.
Cabe señalar que todas las prácticas se acuerdan entre los participantes antes de comenzar una sesión de BDSM, según sus gustos y preferencias. “Siempre decimos seguro, sensato y consensuado. Es decir, en una dinámica las partes todo el tiempo están negociando acuerdos. Negociando tus límites, las cosas que te gustan, las que te gustarán explorar y tus límites, las que no querés. Yo te comento las mías y en base a eso gestionamos una negociación como un núcleo de coincidencias básicas, por así decir, y dentro de eso ejercemos, digamos, la práctica, la dinámica, lo que sea”, explicó Loly. Y ejemplificó: “En los juegos de impacto, yo estoy como sumisa y vos en ese caso tenés el control de la dinámica. Entonces yo te digo a vos, ‘tenemos todos estos elementos: un cinto, una vara, una fusta, un flogger (látigo de tiras). Bueno, puedes usar todo, pero no uses el cinto´, ese sería un límite”.
Además de un momento previo en el que se acuerdan las acciones a concretar y la sesión en sí misma, existe en las prácticas de BDSM un tercer momento o “aftercare”. Allí se dispensan los cuidados para tratar cualquier daño que se haya producido durante el encuentro y brindarse un mutuo acompañamiento entre los participantes.
“Dentro de lo que es la dinámica es tanta la adrenalina que se mueve que uno queda con un estado de sobresalto enorme y necesitas bajar, y el ‘after care’ sirve para brindarse un cuidado mutuo”, contó Loly. Y agregó: “Un cuidado posterior, por ejemplo, sería, que la otra persona me diga ‘a mí me gusta tomar una chocolatada’. Pues listo, yo voy a tener esa chocolatada lista, los caramelos que le gustan, pero además de eso, tener visto ungüento o algo para dar un masaje y demás”.
Cómo asomarse al mundo BDSM
Ahora, lo que todos quieren saber: ¿cómo dar los primeros pasos en este grupo? Una vez al mes, tanto Masquerade como Instinto organizan sus eventos y los publican en sus redes sociales. Los primeros apuestan a una puesta en escena de distintos shows eróticos en los que, para participar, hay que ingresar con una máscara que permite disfrutar de distintos juegos de sensualidad en el que las identidades quedan relegadas y dejan lugar a las ganas de ver y experimentar. En tanto, la segunda organización se dedica a producir eventos en donde permiten a los asistentes mirar o participar de las sesiones de BDSM y hace poco festejaron su propia versión del carnaval.
Como en toda comunidad, hay reglas, códigos y distintos grados de pertenencia. Tanto los eventos de Masquerade como los de Instinto se realizan en espacios privados y están destinados a mayores de edad que deseen asistir solos, con amigos o en pareja para actuar u observar. No hace falta tener conocimientos previos sobre BDSM, pero sí es fundamental ir predispuesto a formar parte de una experiencia que pregona el respeto por la diversidad.
Una cuestión muy interesante es el código de vestimenta de los asistentes a los encuentros, que va desde elegante sport hasta personas en ropa interior. “Vos podés estar con un vestido de tul y nadie te va a decir nada y vos te sentís perrísima, segura porque nadie te va a decir nada, ningún comentario. Estamos todos en ese rol de sentirnos sexis”, explicó al respecto Lady D. “Ese banquete visual que no lo ves en cualquier lugar. Es tanto el cuidado que hay y el consentimiento del roce, del acercarse, de lo que sea, que las chicas también se sienten súper cómodas de llevar lo que quieren: desde pezonera y tanga, hasta encorsetarse”, agregó.
Para lograr la confianza en la propuesta, los organizadores sostienen rigurosas reglas de respeto, admisión y seguridad de sus miembros. Entre las normas de convivencia se cuenta la imposibilidad de consumir alcohol de forma excesiva u otros estupefacientes, no se tolera el contacto físico sin consentimiento ni la “insistencia abusiva” y tampoco está permitido tomar fotografías por fuera de las áreas indicadas. Asimismo, se encuentra terminantemente prohibida la desnudez total, mantener relaciones sexuales o masturbarse.
“A lo que apuntamos, tanto la gente de Mascarade como de Instinto, es generar no solamente un espacio seguro donde la gente pueda explorar, sino también un sentido de pertenencia a una comunidad que va a estar por fuera de lo que es un evento”, explicó Loly. “Se generan vínculos de amistad y amorosos, la gente se siente parte y eso es lo que uno busca generar a través de este tipo de espacios”, remató.