La Comisión Europea puso ayer la primera piedra de lo que se teme que sea una importante guerra comercial con China. El brazo ejecutivo de la Unión Europea anunció, tras meses dando vueltas sobre el asunto, que aumentaba los aranceles a los autos eléctricos chinos.
Bruselas considera que Beijing ayuda a sus automotrices con subsidios que serían ilegales a la luz de la normativa de la OMC porque distorsionan el mercado mundial de autos eléctricos y perjudican a sus competidores. La solución europea para proteger a sus automotrices, que llevan la transición al auto eléctrico más lenta que las chinas, es aumentar los aranceles.
Así, a la empresa SAIC se le exigirá un 38,1% de arancel, a BYD, el mayor fabricante chino de autos eléctricos, un 17,4%, a Geely un 20%, a otras empresas que cooperaron en la investigación europea sobre los aranceles chinos un 21% y a las que no cooperaron un 38,1%.
El comisario europeo de Comercio y vicepresidente del ejecutivo europeo, Valdis Dombrovskis, dijo en Bruselas que el objetivo de la medida “no es cerrar el mercado de la Unión Europea a los vehículos eléctricos chinos, sino garantizar que la competencia sea justa”.