La actividad de las industrias pyme en Argentina continúa en picada, según el informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). En junio, se registró una caída del 3,1% en comparación con el mes anterior, y un preocupante -20,4% en la variación interanual.
Durante el primer semestre del año, la recesión económica ha llevado a un declive acumulado del 19,2%. Los empresarios del sector destacan la falta de ventas, los altos costos de producción y logística, así como las dificultades en el acceso al crédito, como los principales desafíos a los que se enfrentan.
El uso de la capacidad instalada de las fábricas pyme ha descendido más de 10 puntos porcentuales, alcanzando apenas el 60,1%, lo que refleja la compleja coyuntura que atraviesa el sector. A pesar de que junio se mantuvo con costos y precios más estables, esto no fue suficiente para reactivar una demanda que refleja la caída en el poder adquisitivo de las familias.
En este contexto, la Unión Industrial Argentina (UIA) también reportó una persistente caída interanual en la actividad industrial. Los empresarios reclaman al Gobierno una reducción de impuestos y flexibilización de las normativas laborales para poder reducir los costos y mejorar la rentabilidad. Además, buscan estímulos a la demanda interna y créditos blandos como medidas necesarias para enfrentar la crisis.
Por sectores, las industrias pyme han experimentado fuertes caídas en la comparación interanual, siendo los más afectados Papel e Impresiones, con un desplome del -31,5%, y Químicos y Plásticos, con un -30,3%. El sector de Alimentos y Bebidas, por su parte, registró una caída del -17,4% interanual en junio, acumulando una baja del -16,7% en el primer semestre del año. Textiles e Indumentaria también sufrió una contracción del -7,4% en junio.
Para hacer frente a la compleja situación actual, muchas empresas han tenido que reducir gastos operativos, diversificar los productos y reducir las horas laborales. Se destaca que las empresas exportadoras son las que mejor están afrontando la crisis, mientras que el resto no vislumbra señales de reactivación a corto plazo, lo que pone en peligro las fuentes de empleo.