La Casa Rosada activó ayer todos sus recursos para evitar una derrota en la votación del veto presidencial a la reforma jubilatoria que dispone un aumento del 8,1% en los castigados haberes de la clase pasiva. Por un lado, llamó a los gobernadores para que presionen a sus diputados en favor del veto presidencial, mientras el propio Javier Milei se reunió con cinco diputados radicales que se comprometieron a respaldar la posición del Ejecutivo.
La UCR y la propia bancada radical quedaron así en el centro de las miradas y al borde de la ruptura, en vísperas del tratamiento de otra iniciativa clave para el centenario partido: la ley de actualización del presupuesto universitario. De esta manera, con la ayuda de los radicales, el Gobierno se encaminaba a garantizar los 87 diputados que requiere para blindar el veto presidencial a la ley jubilatoria aprobada en el Congreso, que establece un aumento del 8,1% para compensar la inflación de enero, y un nuevo mecanismo de actualización de los haberes pasivos.
Los legisladores que decidieron desmarcarse de la conducción del bloque y concurrir a Casa de Gobierno son los radicales Martín Arjol, Luis Picat, Mariano Campero, Pablo Cervi y el liberal correntino Federico Tournier, un hombre del gobernador Gustavo Valdés que se había incorporado a esa bancada. Antes de la reunión, Campero justificó la decisión de acompañar el veto con el argumento de que “el kirchnerismo junto a bloques dialoguistas tienen un objetivo escondido que es golpear el plan económico”. Lo llamativo, en todo caso, es que cuatro de estos cinco legisladores habían votado a favor de la ley jubilatoria el pasado 4 de junio e incluso Picot había firmado el respectivo dictamen de comisión.
Para colmo, el propio presidente del partido, Martín Lousteau, y el titular de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad, ambos senadores, le habían reclamado explícitamente a los diputados “boina blanca” que rechacen el veto presidencial. Ayer mismo, más de 800 radicales lanzaron un comunicdo conjunto rechazando la posición de los diputados dialoguistas: “Hacemos un llamado urgente a todos los legisladores, especialmente a los radicales, dado que el proyecto nació de nuestro partido, pero también a todos los y las legisladores que lo votaron y apoyaron: honren su voto, respeten su palabra. Cumplan con el mandato de defender a nuestros jubilados/a, como lo hicieron cuando aprobaron esta ley”, reclamaron en el texto, donde preguntaron “¿dónde están sus convicciones?”.
Más tarde, la propia conducción de la Convención Nacional de la UCR hizo un “llamamiento a los diputados y diputadas para que sean coherentes con la iniciativa que nuestro mismo partido había presentado y con sus propios votos que la habían apoyado”, pidiendo “enfáticamente que preservemos los valores de la Unión Cívica Radical hacia la dignidad de nuestros jubilados”. A la vez, advirtió que en “caso de un eventual incumplimiento a lo resuelto, se dará inmediato traslado de lo acontecido al Tribunal Nacional de Ética de la UCR para el tratamiento de la conducta de sus afiliados que incurrieran en tal actitud”.
“Es increíble, no se puede ser tan genuflexos, esta es su ley”, se quejó a su vez un diputado opositor, mientras que la ex legisladora y actual dirigente del Frente de Izquierda (FIT-U), Myriam Bregman, se quejó de que “hay dudas sobre si se llega a rechazar el veto autoritario de Milei, se habla de diputados que se dan vuelta (…). La transa más infame muestra su cara”.
Desde la oposición, anoche analizaban la posibilidad de postergar el tratamiento de la iniciativa, ya que prácticamente descartaban la posibilidad de alcanzar los dos tercios de los votos. “No llegamos, hay que ver mañana a las 11 si los radicales que se dieron vuelta bajan a votar en contra o alguno se ausenta. Ahí radica la diferencia. Hay algunos de los conversos que dicen que se ausentan, pero ya nadie les cree después de este sustancial cambio de actitud”, informó una fuente. Mientras tanto, la calle promete ser una caldera con las protestas programadas contra el veto presidencial.
Sesión en riesgo
En un marco de fuerte incertidumbre, ayer surgieron rumores sobre la falta de quórum para la sesión convocada para mañana en el Senado, donde se tratarán los proyectos de ley de financiamiento universitario, la Boleta Única de Papel (BUP) y el DNU que le otorgó fondos millonarios a la Side.
La versión la echaron a rodar fuentes legislativas, que indicaron que al interbloque K tendría entre tres y cinco senadores menos para la sesión, sobre un total de 33, lo que dificultaría llegar al quórum.
Del otro lado, hay dudas en el radicalismo con respecto a la BUP, el único tema que le interesa a la Casa Rosada, ya que está asegurada la derrota con el presupuesto universitario y el DNU de la Side.
Tensión en las calles
Luego de la polémica represión de las protestas de jubilados de las últimas dos semanas en reclamo de la aprobación de la reforma previsional, todos los ojos estarán puestos en la movilización convocada para hoy en Capital Federal, que esta vez tendrá el respaldo de las centrales sindicales –el sector de la CGT comandado por Pablo Moyano y las dos CTA-.
“Suponemos que se están planificando actos de violencia para la movilización de mañana frente al Congreso”, afirmó ayer el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien anticipó que “se va a proceder a realizar un operativo de seguridad especial” y “se va a cumplir a rajatabla con el protocolo vigente”.