Cada vez que un docente deja su puesto, se pone en marcha una cadena de incertidumbre que afecta directamente en el derecho al aprendizaje de los estudiantes. ¿Cuánto tiempo tardará en llegar un reemplazo? ¿Qué pasa con las clases mientras tanto? En Córdoba, las respuestas a estas preguntas son preocupantes: según un informe reciente del Observatorio Argentinos por la Educación, en promedio hay una demora de ocho días para cubrir una vacante docente, mientras que en otras provincias como Buenos Aires, Entre Ríos o Santa Fe, el promedio es de uno a dos días. Es decir que Córdoba tiene más de una semana sin docente frente al aula por cada reemplazo.
En un ciclo lectivo promedio de 180 días, perder más de una semana por cada vacante no cubierta significa una afectación considerable a la continuidad pedagógica. Y aunque la rotación docente es un fenómeno que afecta a todo el país, en contextos como el de nuestra provincia, donde los trámites administrativos y la burocracia educativa dificultan la rápida cobertura, las consecuencias son mayores.
El informe “Cargos y suplencias docentes en el nivel primario” reúne datos oficiales de los resultados de las últimas Pruebas Aprender y analiza tres variables fundamentales: cuánto tiempo permanecen los docentes en un cargo, cuánto tarda el sistema en cubrir las vacantes y cuántos docentes distintos pasan por un mismo grado en un año. Córdoba se destaca como una de las jurisdicciones con cobertura más lenta tanto en primaria estatal como en la privada, duplicando o triplicando la cifra de otras provincias.
En diálogo con Hoy Día Córdoba, Leyre Sáenz Guillén, analista de datos de Argentinos por la Educación, explicó: “Córdoba tiene un 81% de los cargos cubiertos por titulares y un 19% cubiertos por interinos. O sea que tiene un 100% de los cargos cubiertos. Esto es importante porque el 100% de sus cargos está asignado a una persona física. Sin embargo, que el cargo esté cubierto no significa que haya un docente frente al aula. Que el cargo esté asignado a alguien no implica que haya alguien efectivamente enseñando. Ahí entran en juego las suplencias”.
Por otro lado, según el perfil del docente, se visualiza que quienes son más jóvenes tienden a mayor rotación, debido a que la mayoría no tiene un cargo titular. “Vemos que el 60% de los docentes suplentes son personas entre 20 y 25 años. Es decir, son jóvenes, con menos experiencia, recién recibidos por lo general”, dice Sáenz Guillén.
Existen elementos estructurales que inciden de manera directa en las decisiones de traslado a otra escuela. Entre ellos, se encuentran las condiciones de contratación, la cantidad de horas trabajadas y la necesidad de los docentes de desempeñarse en más de una institución para completar sus ingresos.
“Tres de cada diez docentes trabajan en más de una escuela, lo cual es el triple del promedio regional, y un 14% realiza otro trabajo remunerado, casi el doble del promedio regional. Esto habla también de las condiciones laborales y salariales, que vienen cayendo en los últimos 10 años en términos reales”, asegura la analista.
Esta situación genera un círculo en el que las condiciones laborales dificultan la permanencia y la experiencia docente, a la vez que aumentan la rotación y la precariedad en las aulas.

Dos factores claves para el aprendizaje
El informe también destaca que la estabilidad en los equipos directivos es un factor determinante para el rendimiento académico, incluso más allá de las condiciones socioeconómicas de los estudiantes. “Nosotros este año hicimos un informe para mostrar qué características tienen las escuelas que les va bien. Porque muchas veces se dice ‘el nivel socioeconómico define los aprendizajes de los chicos’ Y nosotros dijimos: bueno, independientemente del nivel socioeconómico, incluso en contextos adversos, ¿qué tienen las escuelas que rinden mejor que otras?”.
Una de las respuestas más claras que arrojó el análisis fue el peso de la continuidad directiva. “Hay dos características claves a la hora del aprendizaje: una es la antigüedad del director en esa escuela. Cuantos más años lleva el director en la escuela, mejor les va a los alumnos en materias como lengua y en matemática, que es lo que podemos medir en las pruebas Aprender. De vuelta: independientemente de si están en contextos adversos o no”, detalla Sáenz Guillén.
Pero si tenemos en cuenta esos contextos adversos, surge el otro dato en cuanto a los factores que señala la analista, y es que “donde hay más suplentes es justamente en los sectores más vulnerables, en este cuartil más pobre”. En ese contexto, el problema se agrava cuando se combina la rotación de directivos con una alta inestabilidad docente. En las escuelas más vulnerables, donde los cambios de maestros son más frecuentes, los estudiantes llegan a tener “dos, tres, e incluso hasta cuatro docentes en un año”.
Esta es una de las revelaciones más preocupantes del estudio: la disparidad en la cantidad de suplentes entre escuelas de distintos contextos socioeconómicos. “A nivel nacional en el cuartil más rico sólo un 19% de los docentes son suplentes, mientras que en el cuartil más pobre ese porcentaje sube al 31%. En Córdoba, esta brecha es aún mayor: 11% de suplentes en el cuartil más rico frente a un 27% en el cuartil más pobre, es decir, una diferencia de 16 puntos porcentuales, quedando por encima de la brecha nacional”, señala.
Este dato refleja que los estudiantes en contextos vulnerables además de enfrentar más dificultades socioeconómicas, están más expuestos a la inestabilidad docente, un factor que afecta directamente a la calidad educativa y la continuidad pedagógica. “Toda esta interrupción en la pedagogía hace que les vaya peor, efectivamente. Entonces también aumenta esta brecha de aprendizajes entre el cuartil más pobre y el cuartil más rico”, advierte la profesional.
A su vez, se vuelve preocupante el dato de que en los últimos diez años, la brecha de resultados entre el sector estatal y el privado ha crecido. Sobre esto, Leyre afirma: “La mayor cantidad de suplentes también hace que se aumente esta brecha. No es el único factor, pero está impactando”.
Según Sáenz Guillén, parte de esta diferencia se explica por las características propias de cada sector de gestión. “Hay un mayor porcentaje de suplentes en escuelas públicas en comparación con el sector privado. Se debe al manejo de cada sector de gestión. Básicamente, la privada contrata docentes y puede echarlos. Entonces, parecería que es un poco más estricto en términos de las licencias o las suplencias que puede tener”, explica. En Córdoba, mientras que en el sector privado hay un 6% de suplentes, en el sector estatal ese número asciende al 26%.
Frente a este panorama, la analista plantea que es necesario pensar estrategias específicas para revertir estas desigualdades. “Habría que pensar algún tipo de incentivo a los docentes con más experiencia, con más formación, para que vayan a este tipo de escuelas más vulnerables y evitar justamente que esta brecha siga aumentando, en términos de beneficios económicos y en términos de aprendizaje”, propone.