Luego de la derrota en tierras bonaerenses Milei debería haber mostrado cambios visibles en su gobierno para hacer autocrítica y seguir el manual de cómo se digiere una caída. Sin embargo, nada pasó. Una versión benigna diría que no quiere hacer cambios, pero otra -más fuerte como señal- es que no puede.
El verdadero “no la ven” que se usó como marca del gobierno libertario para los que no aceptaban que los tiempos habían cambiado ahora se puede expresar como síntesis de una administración que no entendió el contundente mensaje de las urnas en Buenos Aires. Desde entonces quedó expuesto a la lluvia ácida de los mercados, a la reorganización de la oposición en varias de sus expresiones y a un sentimiento anticipado de derrota entre sus propios candidatos.
Tibiamente, Luis Juez se acercó a la campaña de La Libertad Avanza aportando su granito de arena para que el primer candidato a diputado nacional Gonzalo Roca salga del anonimato. Pero el senador sigue mostrando incomodidad y lo expresa con críticas a varias medidas del gobierno libertario sin poder asumir los agravios que recibió del Gordo Dan ni las disculpas que nunca llegaron desde el presidente. Mientras tanto, Gabriel Bornoroni se inquieta al ritmo de las encuestas que cada vez más seguido muestran caídas en la intención de voto.
El diputado Héctor Baldassi tiene su propia interpretación del fenómeno del voto cordobés. Unos minutos antes de la presentación de la lista de Ciudadanos, que lo lleva en el primer renglón de candidatos, decía que en charlas con Mauricio (el ex presidente Macri) él le recordaba que Córdoba no era macrista sino antikirchnerista. Tal vez la explicación se pueda trasladar y eso de que esta es “la provincia más liberal del país” -como le gusta repetir a Bornoroni- tal vez no sea completamente cierto. Las urnas despejarán las dudas en octubre.
Cuando la economía deja de ser un punto fuerte
La aceleración de los acontecimientos en Argentina puede dejar sin sentido una columna política antes de que llegue a publicarse, pero el dólar caliente, las tasas en ascenso y el riesgo país disparado por arriba de los 1.200 puntos parecen señales irrefutables de que los mercados comenzaron a soltar la mano a Javier Milei.
Cuál es el margen de maniobra del ministro Luis Toto Caputo para contener la moneda estadounidense y bajar las tasas que jaquean aún más al sector productivo son preguntas por ahora sin respuesta. La mayoría de los economistas insisten que se usaron todas las herramientas disponibles y que reponer el cepo cambiario asoma como un recurso extremo pero necesario si el contexto se agrava.
La economía, que era el punto fuerte de un gobierno que despreció al resto de los factores, no solo está complicada en la versión macro: la micro de las familias luce en condiciones precarias y el horizonte para ellas no parece mejorar. “Mis gastos fijos están asociados a débitos de tarjeta y suman impuestos, servicios básicos, expensas, seguros y cuotas escolares. Hace dos años eran la mitad de mis ingresos y hoy se llevan dos tercios del total” asegura un conocido que sostiene su nivel de vida de clase media con recortes en vacaciones, salidas, esparcimiento e indumentaria. Lo que sigue es empezar a afectar cuestiones esenciales. En ese núcleo hoy se asientan las claves electorales de buena parte de los argentinos que empiezan a trasladar a las urnas los malestares del bolsillo.
Las contradicciones de la nueva oposición
Por unas horas, el viernes pasado, Río Cuarto ejerció una fuerza gravitatoria sobre la política nacional concentrando en otra foto de Provincias Unidas un mensaje complejo y potente. La potencia se deriva de un experimento que reúne a dirigentes de variado origen ideológico, pero con la responsabilidad de gobernar distritos que sufrieron igual destrato de la Casa Rosada. Complejo porque insisten en enviar un mensaje y seguir hablando de los riesgos del kirchnerismo cuando la sociedad está empezando a pedirles otra música. Continuar hablando de “malditas retenciones” como dijo Juan Schiaretti parece desconocer la preocupación central de millones de argentinos que no llegan a fin de mes.
Tampoco se ensayó desde Provincias Unidas un discurso que explique las contradicciones que encierra la oposición de hoy al proyecto nacional con los votos de ayer en el Congreso. La privatización parcial de Nucleoeléctrica (que incluye a la central nuclear de Embalse) no sería posible sin la Ley Bases que los diputados y senadores de Llaryora y Pullaro acompañaron. Tampoco la venta de valiosos terrenos del Estado sería posible sin el DNU 70, que recibió igual apoyo.
¿Cómo mostrarse distante de una gestión que llenó varios casilleros del organigrama con funcionarios cordobesistas como Mogetta en Transporte, Giordano en Anses o Tillard en el Banco Nación? ¿A quién elegirán como oposición los que quieran castigar al gobierno libertario? ¿Qué chances tiene Milei de recomponerse como ya lo hizo otras veces a pesar del extraordinario ajuste económico? Todas son preguntas que, afortunadamente, sólo pueden despejar los resultados que salgan de las urnas.