Este jueves 18 de septiembre, la provincia celebrará el Día de la Bandera de Córdoba, fecha instituida en 2011 en conmemoración al fallecimiento del Brigadier General Juan Bautista Bustos, primer gobernador constitucional. A casi 14 años de la creación del emblema cordobés, la jornada se presenta no solo como una ocasión de homenaje, sino también como una oportunidad para repasar el camino que llevó al nacimiento de la insignia provincial y para destacar un proceso de identidad que hoy continúa con el programa “Nuestra Bandera”, impulsado desde la Legislatura.
La bandera, creada en el concurso provincial “Buscando la Bandera de la Provincia de Córdoba” en 2010, fue izada por primera vez el 29 de diciembre de ese año, y desde entonces se transformó en un símbolo de unidad y pertenencia, con un diseño que combina raíces históricas, identidad cultural y proyección hacia el futuro.
En el marco de los 14 años de nuestra bandera, Hoy Día Córdoba conversó con su creador, Cristian Baquero Lazcano, quien es asesor vexilológico de la Legislatura y autor del diseño. Consultado sobre el tiempo que demandó el diseño, Baquero Lazcano recordó: “El proceso estuvo atravesado por el concurso provincial que establecía un plazo de 150 días. En ese marco, trabajé intensamente durante varias semanas en investigación histórica y en bocetos gráficos hasta llegar a la versión final. Fue un camino de estudio, reflexión y síntesis simbólica que requirió precisión técnica y compromiso identitario”.

Esa investigación fue clave. Para construir la propuesta, el autor se sumergió en fuentes históricas vinculadas al federalismo, al legado de José Gervasio Artigas y al pensamiento del Brigadier General Juan Bautista Bustos. “También consideré antecedentes de banderas provinciales, las propuestas de 1815 y 1986, así como la herencia jesuítica reconocida por la UNESCO en 2000. La investigación fue clave para que el diseño no fuera un producto decorativo, sino una verdadera síntesis de la historia cordobesa”, agrega.
Uno de los aspectos más complejos fue condensar la pluralidad de significados que atraviesan la identidad provincial, sobre lo que asegura: “El mayor desafío fue lograr equilibrio entre tradición y modernidad. Córdoba necesitaba un símbolo que rescatara sus raíces históricas, pero que al mismo tiempo proyectara una imagen actual y unificadora. Condensar esa pluralidad en tres colores y un sol fue un reto técnico y conceptual”.
Los colores y el sol jesuita
El diseño final, con tres franjas verticales en rojo, blanco y celeste y el sol jesuita en el centro, implicó también descartar otros elementos. “Hubo elementos alternativos como la torre del bastión del escudo provincial que formaba parte de la bandera propuesta en 1986. Sin embargo, opté por no incorporarla para priorizar la simplicidad vexilológica y la perdurabilidad gráfica. Los colores elegidos y el sol jesuita resultaron suficientes para expresar lo esencial”, destaca Cristian.
La incorporación del sol no fue casual. Para el autor, “Córdoba no puede entenderse sin la impronta jesuita”. Por eso, agrega: “Su legado educativo, cultural y social nos dio un perfil único en Argentina y en América Latina. Incorporar el sol jesuita en la bandera es reconocer ese patrimonio que aún hoy nos distingue y nos proyecta al mundo”.
Con el paso de los años, el diseñador reafirmó su convicción sobre la validez del símbolo: “Después de casi quince años, sigo convencido de que la bandera refleja fielmente nuestra identidad. No haría cambios. El tiempo confirmó que el símbolo fue apropiado por la sociedad y se convirtió en un emblema cotidiano de orgullo y pertenencia”.
El proceso de gestación de la bandera cordobesa quedó documentado por el Instituto Argentino de Ceremonial y Relaciones Públicas (INARCE), que participó en el concurso con equipos de trabajo coordinados por su director, Néstor José Montero Méndez.
De acuerdo con la cronología publicada por el especialista Miguel Carrillo Bascary, la propuesta presentada por Baquero Lazcano fue seleccionada como institucional tras una evaluación técnica en heráldica y vexilología. La fundamentación destacaba el rescate de los colores artiguistas y la integración regional con Entre Ríos y Santa Fe (con los que se comparten los mismos colores) además de la incorporación del sol jesuita como elemento distintivo.
El resultado fue un diseño equilibrado: el rojo, símbolo del federalismo y la sangre derramada en las luchas; el celeste, evocando la emancipación y los espejos de agua provinciales; el blanco, representando la convivencia de un pueblo diverso. Todo ello coronado por el sol jesuita, con sus 32 rayos, que remite tanto al Sol de Mayo nacional como a la impronta cultural de la Compañía de Jesús en Córdoba.
Las localidades diseñan sus banderas
El trabajo de Baquero Lazcano con la simbología cordobesa no terminó con la bandera provincial. Desde 2023 se desempeña como asesor vexilológico del programa “Nuestra Bandera”, una iniciativa inédita en Argentina y Latinoamérica que busca que cada localidad de Córdoba pueda diseñar su propia bandera.
Sobre esta experiencia, el especialista resaltó la importancia de la participación ciudadana:
“Es fundamental. Una bandera no puede ser impuesta, debe surgir de un proceso participativo donde la comunidad sienta que ese símbolo le pertenece. En los talleres que realizamos vemos cómo niños, jóvenes, adultos y mayores aportan ideas, historias y emociones. Ese proceso enriquece el resultado final y fortalece el sentido de pertenencia.”

Sobre las capacitaciones en el interior, Cristian destacó el gran entusiasmo colectivo que generan: “Son espacios de enorme entusiasmo. Cada localidad revive su historia, rescata relatos olvidados y los transforma en símbolos. Yo tengo el honor de dar capacitaciones a participantes, jurados técnicos y autoridades municipales. Allí se genera un clima de aprendizaje colectivo y de construcción identitaria que emociona”.
“El impacto es profundo. Localidades como Media Naranja, Las Playas, La Granja, Villa Giardino, La Falda o Charbonier hoy tienen un emblema propio que en algunos casos ya ondea en sus plazas y escuelas, y otros que pronto lo harán. Eso genera orgullo local y fortalece la cohesión social. A su vez, despierta interés en municipios vecinos que quieren sumarse. Actualmente trabajamos en CostaSacate, Cosquín, Jesús María, Morrison, Villa de Soto, Tuclame, Deán Funes y Paso Viejo, y el año próximo seguiremos en localidades como Los Cocos, Tinoco, Valle Hermoso o Malvinas Argentinas”, afirma.

Además de banderas, Baquero Lazcano contribuyó a la identidad simbólica de numerosas localidades con himnos, marchas y escudos. También participó en la redacción de leyes provinciales relacionadas con la simbología oficial, entre ellas la que estableció el 18 de septiembre como Día de la Bandera de Córdoba.
“Una bandera no es un simple paño de colores. Es un signo de unidad, un espejo de la historia y una herramienta de futuro. Por eso me siento honrado de ser parte de este proceso, como asesor vexilológico y como cordobés que cree en el poder de los símbolos para fortalecer la identidad y la participación ciudadana”, cerró.

Myrian Prunotto: Es un hito histórico en cada comunidad
En diálogo con este medio, la vicegobernadora Myrian Prunotto, destacó el sentido de la iniciativa legislativa con el programa Nuestra Bandera: “Desde la vicegobernación tratamos de lograr un hito histórico en cada comunidad, una instancia que tiene su punto culminante con el primer izamiento, momento para el cual reservamos especialmente nuestra presencia tanto de los legisladores y autoridades municipales como la mía y contamos con la emoción de los vecinos y una participación destacada de los alumnos de las distintas escuelas de la localidad beneficiada”.
El trabajo conjunto con municipios y comunas se organiza en tres etapas, de las cuales Prunotto cuenta: “Primero se da la presentación del proyecto y la capacitación, un proceso que incluye explicar a quienes participan del concurso acerca de los alcances y significados de una bandera. El segundo momento es el de la elección de la bandera, la que se realiza en un acto del que participan los concursantes y un jurado que elige a la que considera mejor basándose en criterios estéticos y científicos de la vexilología. El tercer y último capítulo es el acto del primer izamiento de la nueva bandera, una ceremonia a la altura del hito histórico que representa ese símbolo, por lo que se convoca a escuelas, instituciones y personalidades destacadas a vivir un momento único e irrepetible para su comunidad”.
Finalmente, la vicegobernadora subrayó el impacto social de la iniciativa: “La experiencia que hemos tenido en las ciudades y localidades en las que logramos llegar a la emotiva instancia del primer izamiento confirmaron y superaron nuestras expectativas. Para los integrantes de una comunidad, ver flamear por primera vez la bandera de su pueblo implica un sentimiento de orgullo”.
A las puertas de una nueva conmemoración del Día de la Bandera, Córdoba celebra el pasado construyendo presente y futuro a través de estos programas que incluyen y suman identidad a los pueblos. El próximo 18 de septiembre, cuando el sol jesuita vuelva a flamear en los mástiles de toda la provincia, se recordará no solo la gesta de su creación, sino también el compromiso colectivo de mantener viva la identidad a través de los símbolos.