La obra de Hilario Ascasubi tiene unimpronta política, mordaz, capaz de sublevar los ánimos de gran parte de la sociedad en la Argentina del Siglo XIX. Determinante para el origen de la literatura nacional, su figura fue denostada por Lugones y celebrada por Borges porque, en definitiva, en sus versos se lee la transformación y consolidación de la gauchesca, ese género literario que nació al calor de las guerras civiles que sobrevinieron a la independencia y permanece inscripto en el adn argentino.
En Ascasubi, Matías Rodeiro y Leandro Calle recuperan la figura del autor de “La refalosa”con el propósito de exhibir el alcance de un clásico. El libro, fruto del trabajo conjunto de la editorial de la Universidad Nacional de Córdoba y la Agencia Córdoba Cultura, no solo propone un recorrido minucioso por lavida de Ascasubi, sino quebrinda una relectura de su legado. Asimismo, como puesta en valor de su palabra literaria, incluyen una selección de sus principales textos poéticos.
Las primeras páginas del libro dan cuenta de un recorrido biográfico en el que Leandro Calle pone en diálogo distintas fuentes que hablan del poeta nacido en la localidad de Fraile Muerto (actual Bell Ville). Entre las voces encontradas, se impone la de Arturo Capdevila, quien define a Ascasubi como un cordobés notable, que transitó el mundo con su escritura en pos de la “realización personal y una idea de patria vinculada a la ideología unitaria de la época”.
Si bien las dos partes del Martín Fierro representan el punto máximo de la gauchesca, Ascasubi parece haber moldeado gran parte de la sustancia del género, tanto en su carácter polémico (contra los caudillos federales, principalmente contra Rosas) como en su representación del paisaje de la pampa. A su vez, sus últimos textos están dotados de mayor reflexividad, en donde se conjuga el saber popular con un tono moralizante.
Quizás el principal hallazgo del libro está en la incorporación de uno de los principales textos biográficos sobre Ascasubi, que data de 1863 y fuera escrito por el escritor Bénédict Gallet de Culture. Originalmente en francés, la traducción de Calle permite conocer laprosa un autor contemporáneo al poeta cordobés.
Más allá de los elogios que aparecen en este texto, tanto estéticos como ideológicos, este capítulo invita al lector a sumergirse en una retórica decimonónica, de una adjetivación suntuosa y con ecos sarmientinos.
La biografía que propone Gallet de Culture muestra los vaivenes sociales y políticos que llevaron a Ascasubi a ser parte de los principales acontecimientos de nuestra historia. “Nuestro poeta”, como lo define en reiteradas ocasiones, se perfila como alguien que sirvió al pueblo con su fortuna personal, sus escritos y, como si fuera poco, en su condición de soldado: “socorrió con su dinero, por una noble liberalidad, a los emigrados argentinos que llegaban a Montevideo y (…) formaba parte del ejercito liberador que venció a Rosas el 8 de febrero de 1851 en Monte Caseros.”
A continuación, la selección de obras de Hilario Ascasubi con la que prosigue el libro están tomadas de las Obras completas, de 1872.Se incluyen los principales pasajes de Santos Vega, Aniceto el Gallo y Paulino Lucero.
Cada uno de estos textos muestra la relación indisoluble entre literatura y política que acompañó las turbulentas primeras décadas de la nación. Hay un intento deliberado por reproducir las formas vivas del habla de la época, algo que le otorga a cada poema un aire de retrato social. Asimismo, se aprecia el gusto por lo popular y un conocimiento minucioso del suelo patrio que aparece representado con toques pintorescos.
Ascasubi cierra con el capítulo “Parábola de un gaucho cordobés: de Fraile Muerto a Bell Ville”. Allí, a modo de epílogo. Matías Rodeiro reflexiona sobre el sentido de esta publicación a 150 años de la muerte de Hilario Ascasubi. Para hacerle justicia a la importancia que reviste en nuestras letras, revisa una vasta bibliografía que lo tiene como piedra de toque y que va de Ricardo Rojas a Jauretche, pasando Borges. Entre tantos autores, quien más se destaca es Sarmiento, acaso por su comunión ideológica, quien lo define como el primer bardo plebeyo, capaz de cultivar “aquel jéneropopular que traduce en acentos mesurados las preocupaciones de las masas.”