El 8 de octubre de 1895 vio nacer en la ciudad bonaerense de Lobos a Juan Domingo Perón, militar, escritor y político que llegaría a ocupar la presidencia de la República en tres ocasiones y transformarse en el fundador del peronismo, una fuerza política que ha marcado profundamente la historia argentina.
Perón, con una formación militar, supo consolidar un liderazgo carismático al combinar reivindicaciones sociales con un discurso nacionalista. Durante sus gobiernos procuró institucionalizar derechos laborales, expandir las políticas sociales y promover la industria nacional. En su rol como Secretario de Trabajo y luego como Presidente, propició normativas que fortalecieron el rol del Estado como garante de equidad social, generando adhesiones masivas en amplios sectores populares.
Entre las efemérides que hacen del 8 de octubre una fecha doblemente significativa está el Día del Trabajador Rural en Argentina. Esta conmemoración alude al 8 de octubre de 1944, cuando se sancionó el primer Estatuto del Peón Rural (Decreto 28.169), norma impulsada desde la Secretaría de Trabajo a cargo de Perón durante la presidencia de facto de Edelmiro Farrell.
El Estatuto del Peón Rural fue un hito para los trabajadores del campo: estableció derechos como salario mínimo, descanso dominical, vacaciones pagas, condiciones de higiene y alojamiento digno, prohibición de deducciones injustas y previsión médica entre otros beneficios. Estas garantías representaron una ruptura frente a condiciones de trabajo muchas veces arbitrarias e inseguros para el trabajador rural.
Así pues, el 8 de octubre no es sólo la fecha natalicia de Perón sino que se transformó en un símbolo del compromiso estatal con los trabajadores del agro, en especial del peón rural. La coincidencia entre su nacimiento y la sanción de leyes que beneficiaron al trabajador rural subraya la impronta que el peronismo buscó imprimir sobre la historia laboral argentina.
Hoy, recordar a Perón implica repasar su legado, sus grandes virtudes políticas, y también sus críticas, su capacidad para articular sectores sociales diversos, su apuesta al “justicialismo” como síntesis de justicia social y orden, y la impronta que dejó en la cultura política nacional. Y conmemorar el Día del Trabajador Rural es reconocer que su figura no sólo se asocia al poder central, sino también a quienes trabajan la tierra, tantos años invisibilizados, que merecieron derechos reconocidos durante su influencia gubernamental.
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