El bienestar dejó de ser un concepto abstracto para convertirse en una necesidad concreta dentro del hogar. En ese marco, los saunas domésticos empiezan a ocupar un lugar estable en viviendas de Córdoba, tanto en casas unifamiliares como en desarrollos residenciales de media y alta gama. Lo que antes se asociaba a hoteles, spas o centros deportivos, hoy se integra al programa arquitectónico como un ambiente más, pensado para la desconexión y el cuidado personal.
La tendencia no es aislada. Arquitectos, diseñadores y desarrolladores detectan una demanda en ascenso de espacios destinados al descanso mental y físico. En un contexto de jornadas extendidas, pantallas permanentes y estrés urbano, el sauna aparece como un recurso simple y efectivo: calor controlado, silencio y tiempo propio.

“El crecimiento del mercado de saunas en Argentina es muy fuerte. En nuestro caso, la demanda creció un 300% respecto del año pasado”, señala Horacio Scholtus, ingeniero y CEO de la empresa Granithas, empresa nacional referente del sector. Según explica, el fenómeno responde menos al lujo y más a una necesidad de uso cotidiano. “El sauna se entiende cada vez más como un ritual personal y no como un equipamiento ocasional”, afirma.
De la galería al jardín
En Córdoba, el auge de los saunas domésticos está estrechamente vinculado al uso intensivo de espacios semicubiertos y exteriores. Galerías, patios, jardines y áreas próximas a piscinas funcionan como escenarios ideales para este tipo de instalaciones, especialmente en viviendas con vida social al aire libre. En ese sentido, los modelos de sauna exterior ganan terreno por su flexibilidad y su bajo impacto constructivo. No requieren obra húmeda ni modificaciones estructurales complejas, lo que facilita su incorporación tanto en casas nuevas como en viviendas existentes.
El diseño también juega un rol central. Las propuestas actuales combinan líneas simples, materiales nobles y una escala contenida que permite integrarlas al paisaje sin imponerse. Lejos de la imagen rústica tradicional, el sauna se presenta como una pieza más del conjunto arquitectónico.

Un espacio de uso real
Más allá de su estética, su valor está en el uso. Los beneficios físicos son reconocidos por la medicina: relajación muscular, mejora de la circulación, alivio de tensiones y reducción del estrés. Pero su principal aporte hoy es otro: ofrecer un espacio de pausa real dentro del hogar.
“El sauna funciona como un corte en la rutina. No hay pantallas ni estímulos externos. Es calor, luz controlada y silencio”, explica Scholtus. Esa lógica explica por qué muchas familias lo incorporan como parte de su rutina semanal, incluso en viviendas urbanas. A diferencia de otros equipamientos de bienestar, el sauna requiere poco espacio y un mantenimiento mínimo, lo que refuerza su adopción en contextos domésticos.
Tipologías
En el mercado conviven distintas propuestas, desde modelos importados hasta fabricación nacional. En ese escenario, empresas argentinas desarrollan soluciones adaptadas al clima, a las tipologías de vivienda y a las normativas locales. Los formatos más habituales se organizan en tres tamaños: compactos, para dos a cuatro personas; intermedios, pensados para uso familiar; y versiones más amplias destinadas a grupos o viviendas con mayor superficie exterior. Las terminaciones suelen resolverse en madera natural, blanco o negro, con estructuras livianas y aislaciones térmicas eficientes.
Los precios varían según dimensiones, equipamiento y tipo de calefacción. En líneas generales, el rango de inversión se ubica entre los ocho mil y los 15 mil dólares, un valor comparable al de otros equipamientos exteriores como piscinas pequeñas, pérgolas o cerramientos.

Seguridad y uso responsable
Su incorporación al hogar implica también un uso informado. Si bien se trata de un equipamiento seguro, su utilización requiere respetar tiempos, temperaturas y condiciones de salud.
Los especialistas recomiendan sesiones cortas, hidratación adecuada y evitar el uso en personas con determinadas patologías sin consulta médica previa. En viviendas con niños, se aconseja limitar el acceso y supervisar el uso.

Datos clave
Consumo energético
- Caldera eléctrica: entre 4,5 y 9 kW según tamaño.
- Uso promedio: 30 a 45 minutos por sesión.
- Consumo estimado por uso: similar al de un horno eléctrico grande.
Tiempos de uso recomendados
- Sesión estándar: 10 a 15 minutos.
- Pausa de enfriamiento: 5 a 10 minutos.
- Cantidad de sesiones: 2 a 3 por uso.
Temperatura
- Rango habitual: 70 a 90 °C.
- No se recomienda superar los 15 minutos continuos en altas temperaturas.
Seguridad
- Uso con buena ventilación.
- Hidratación antes y después.
- Evitar alcohol y comidas abundantes.
- No apto sin control médico en casos de afecciones cardíacas, presión alta o embarazo.

Tendencia que se consolida
Con más de 250 instalaciones activas en el país, el sauna doméstico deja de ser una rareza para convertirse en una opción concreta dentro del diseño residencial. En Córdoba, donde el clima y la vida al aire libre marcan la forma de habitar, todo indica que esta tendencia seguirá en ascenso. El mensaje es claro: el bienestar ya no se busca afuera. Se diseña, se planifica y se vive dentro de casa.









