Ian Inglize, de cinco años, fue con su mamá Bárbara Lorenzo a comprar ropa y se topó con un problema de género. A él le gustaba un pantalón color fucsia, pero la vendedora le dijo que esa prenda era para niña, que eligiera un pantalón diferente. Entonces, el niño y su mamá se fueron frustrados y enojados.
Más tarde, con los ánimos más calmados, decidieron descargarse contando lo sucedido en un pequeño clip y allí dar su opinión al respecto: “Los colores no tienen género”.