El presidente de la Nación, Mauricio Macri, decidió que ningún funcionario argentino esté presente en la asunción de su par de Venezuela, Nicolás Maduro, en un gesto que fue entendido como una demostración de la postura que mantiene con el país bolivariano. Para lograr un mayor impacto, el jefe de Estado convocó al embajador argentino en Venezuela, Eduardo Porretti. El funcionario mantendrá “reuniones” en Buenos Aires justo cuando Maduro asuma un nuevo mandato. Como no está previsto que nadie suplante al embajador, nuestro país estará ausente durante la ceremonia.
La legitimidad de Maduro y las elecciones venezolanas siempre fueron motivo de crítica para Macri. De hecho, a mediados del año pasado, el mandatario nacional llamó a Porretti a consultas inmediatamente después de las cuestionadas elecciones presidenciales de Venezuela y desconoció sus resultados. No obstante, en julio, el macrismo envió nuevamente al embajador a Caracas. La Casa Rosada rechaza interrumpir todo tipo de vínculo porque complicaría el contacto con dirigentes opositores y con aquellos ciudadanos que desean emigrar hacia nuestro país.
Sin embargo, después del comunicado del Grupo de Lima difundido la semana pasado, en el que los trece países de Latinoamérica que lo componen adelantaron que desconocerán al nuevo gobierno chavista, Macri volvió a convocar al embajador y de momento no se conoce la fecha de su posible regreso. La medida sería compartida por el resto de los países que forman parte del Grupo de Lima: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.
Cabe remarcar que la decisión del mandatario nacional de no enviar a nadie a la asunción de Maduro, se corresponde con la relación bilateral que comenzó a tejer Cambiemos desde 2015. El vínculo entre ambos países es mínimo y las críticas a Venezuela se configuraron como uno de los recursos discursivos más utilizados por el mandatario nacional. A fines de septiembre, Macri viajó a Estados Unidos para participar de la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas, donde aprovechó para criticar a Maduro y al gobierno venezolano. Las mismas críticas reprodujo cuando recibió a los presidentes del Grupos de los 20 (G-20) a fines de noviembre pasado.