A menudo la higiene oral de nuestras mascotas queda de lado, de hecho, la existencia de problemas en los dientes y encías se detecta solo con las visitas al veterinario por cualquier otro problema. A veces los propietarios de perros o gatos lamentan la presencia del «mal aliento» en sus mascotas, pero lo consideran algo natural y esto es un error.
Hasta que llega el momento en que hace falta llevar a nuestra mascota a control porque apareció un problema serio: no come, esta decaída, se acerca a la comida, la huele, y luego se va sin probarla.
Lo que sucede en estos casos de mal aliento es que con frecuencia encontramos la respuesta con solo abrir la boca, y allí descubrimos que los dientes están cubiertos de sarro, ya se inflamó la encía y a veces ya está retraída.
El sarro dental canino se origina a partir de la placa dental, que no es otra cosa que un cúmulo de bacterias y hongos que proliferan junto a los restos de comida que quedan sobre la superficie del diente. Sobre ésta placa se depositan sustancias minerales que contiene la saliva; la mezcla de bacterias, restos de comida y los minerales de la saliva forman las placas de sarro, que crecen y cubren el diente, luego empujan/retraen las encías e incluso hacen caer los dientes.
Con el tiempo, la inflamación que al principio es leve, se convierte en algo grave, produciendo dolor y haciendo que a la mascota le cueste comer. En estos casos puede ser demasiado tarde, y algunos dientes ya no se podrán salvar; los más afectados se mueven y se pierden casi inevitablemente.
De hecho, y como consecuencia de la acumulación de sarro, se puede llegar a insuficiencia cardiaca o serios problemas renales debidos a la difusión de toxinas producidas por las bacterias agresivas localizadas en la boca.
QUÉ SE DEBE HACER
Para prevenir daños permanentes en los dientes y encías, incluso en la cavidad ósea que contiene el diente, es fundamental que el propietario controle la boca de su mascota; la alarma debe saltar apenas se vean los dientes de color amarillo o se note mal aliento.
Lo primero que se evalúa es la inflamación de la encía; en muchos casos se prescribirá una terapia antinflamatoria y antibiótica durante unas semanas, indispensable para luego remover el sarro.
La operación consiste en quitar las placas de sarro, normalmente por medio de un aparato de ultrasonidos; y dejar la superficie del diente lo más limpia posible. En los casos graves puede existir un daño en la dentadura que no era apreciable por el sarro preexistente y aparecen dientes con la raíz descubierta e incluso careada, que muchas veces hace que se deba sacar la pieza dentaria que no tiene futuro y lo único que da es dolor.
PREVENCIÓN
El problema de la higiene oral, debería afrontarse antes que aparezca, acostumbrando a nuestra mascota desde muy joven (los primeros meses de vida) a utilizar el cepillo de dientes.
El cepillo de dientes es de importancia fundamental, pues permite la eliminación de los restos alimenticios formadores de placa. Se debería utilizar tres veces por semana, aunque en caso de gingivitis (inflamación de las encías) lo indicado es todos los días.
El balanceado comercial es una excelente arma de prevención. También los juguetes de goma o cuero duro porque limpian los dientes y fortalecen las encías mientras entretienen. Por todo esto se deduce que la higiene oral de nuestras mascotas depende fundamentalmente de usted.