El Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoció que “la débil actividad económica y la alta inflación están teniendo impacto” en la economía argentina y advirtió que se “requerirá una mayor restricción en el gasto gubernamental” para cumplir con el objetivo de eliminar el déficit fiscal en 2019. También reclamó “que los programas de gasto social de alto impacto se conserven durante este año y más allá” para morigerar los efectos que el programa acordado con el gobierno está causando en la población.
Las declaraciones emitidas a través de la oficina de prensa del FMI pertenecen a Roberto Cardarelli, el jefe de la misión que visita Argentina cada tres meses para verificar el cumplimiento de las condiciones bajo las cuales el organismo otorgó al país un crédito por 57.000 millones de dólares. El economista italiano informó que se llegó a un acuerdo sobre la tercera revisión del programa y que cuando el Directorio Ejecutivo lo apruebe, lo que ocurriría a la brevedad, se girará una cuota de 10.870 millones de dólares. En el texto, el organismo lanzó además dos advertencias que hasta ahora no estaban en la agenda entre las partes. Una es el reconocimiento de que, a pesar del superávit operativo (antes del pago de los intereses de la deuda) que consiguió Hacienda en el primer bimestre del año, “lograr un déficit primario cero en 2019 requerirá una mayor restricción en el gasto gubernamental”. Esto supone admitir que la recesión hundió la recaudación fiscal por debajo de lo necesario para equilibrar los números.
La otra novedad es la ampliación del margen de déficit autorizado por el FMI con la condición de que sea imputado a programas de asistencia social. Ese monto se ampliará en cerca de 18.000 millones de dólares y pasará a ser de hasta 0,3 % del PBI. La justificación es la necesidad de “mitigar el impacto social de las políticas de estabilización”, de cuya gravedad en términos de aumento de la pobreza y el desempleo dará cuenta el Indec en sendos informes previstos para las próximas dos semanas.