El domingo pasado se llevaron a cabo las elecciones presidenciales chilenas. Con la totalidad de los votos escrutados, resultó ganador el candidato ultraderechista José Antonio Kast (27.9%), dejando segundo al izquierdista Gabriel Boric (25.8%).
Ante estos resultados, los dos favoritos deberán competir en una segunda vuelta el próximo 19 de diciembre. Uno de los datos más importantes de esta elección es que por primera vez, desde el fin de la dictadura pinochetista, disputarán la presidencia dos opciones ideológicas antagónicas -la ultraderecha y la izquierda-, poniendo fin a 30 años de convivencia entre los dos grandes bloques de centroizquierda y centroderecha.
Tanto Boric como Kast, ya salieron en la búsqueda de los votos de “centro” y del altísimo porcentaje de chilenos que no participaron de las elecciones presidenciales de ayer.
En este sentido, cabe resaltar que solo votó el 47,3% de los empadronados, un número que confirmó la tendencia a la baja participación que registra el país trasandino, donde desde el 2009 (59,6%) no hubo ninguna elección presidencial con una afluencia mayor al 50%.
Luego de conocidos los primeros resultados y ante un inevitable panorama polarizado, las declaraciones de los candidatos que irán a ballotage no se hicieron esperar. Con la tranquilidad del triunfo y buenas perspectivas a futuro, el candidato del “Frente Social Cristiano”, Kast, manifestó: “Entre todos hemos interpretado a una mayoría que quiere un país tranquilo y seguro”.
Además, definió que lo que se pone en juego de cara a elección de diciembre es una puja entre “democracia y libertad contra comunismo”.
Por otro lado, desde el búnker de la coalición “Apruebo Dignidad” liderada por Boric, el candidato a presidente declaró: “No vengo a hablar contra el otro candidato, venimos a ser los voceros de la esperanza y el diálogo. La cruzada es que la esperanza le gane al miedo”.
Por su parte, los candidatos excluidos de la segunda vuelta iniciaron una maratón de declaraciones que dieron inicio al complejo ajedrez de alianzas y pactos que definirán quién será el futuro mandatario que ocupe el Palacio de la Moneda.