Con la eliminación del aislamiento en el ámbito laboral para contactos estrechos de casos de Covid-19, la Provincia comenzó a exigir que los trabajadores utilicen barbijos N95 dentro de la empresa.
Este tipo de mascarilla es la que brinda una mayor protección personal pero también reduce drásticamente las posibilidades de que el portador expulse partículas con virus y pueda contagiar a otros. Sin embargo, son difíciles de conseguir, son costosos y de corta vida útil. Existe una alternativa china, conocidas como KN95, pero se trata de un producto menos regulado.
En Argentina, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) es la responsable de autorizar la venta de barbijos pero solo para uso médico. En el mercado se venden barbijos N95, KN95 y quirúrgicos sin este sello oficial. Es legal, pero el aval del Anmat es el que garantiza que la mascarilla sea de calidad. Ya no se requiere acreditar que la persona sea agente de salud para adquirir barbijos para uso médico, por lo que cualquiera podría comprar uno con el sello de Anmat.
“El problema es que hay una oferta limitada que tiene esa habilitación y son más caros. Entonces no alcanzaría para abastecer a toda la población sólo con los habilitados para uso médico”, explica Sol Minoldo, investigadora del Conicet Córdoba. Por su parte, Sonia Mibelli, de la empresa Healthy Mask que fabrica máscaras N95 y quirúrgicas, aclara que este tipo de barbijos es descartable.
“La durabilidad es de 10 horas con un capacidad de protección del 95%”. Es decir, para cumplir con la nueva disposición provincial, las empresas deberían proveer al trabajador que es contacto estrecho un barbijo N95 por día. No obstante, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomiendan que los N95 pueden usarse hasta cinco veces, pero siempre depende del tiempo de uso. No es lo mismo utilizarlo solo para hacer las compras que durante toda una jornada laboral.