El presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, instó hoy a las potencias occidentales a apoyar a su país sin restricciones ante una eventual invasión de Rusia, que realizó «con éxito» pruebas de misiles con capacidad nuclear cerca de la frontera con la exrepública soviética.
Zelenski hizo este llamamiento durante la Conferencia sobre Seguridad celebrada en la ciudad alemana de Múnich, en la que pidió a Occidente abandonar la estrategia del «apaciguamiento» del Kremlin.
«Todo el mundo debe comprender que no son contribuciones de caridad lo que Ucrania pide. Es su contribución a la seguridad de Europa y del mundo, donde Ucrania ha sido el escudo durante ocho años», dijo el mandatario en referencia al conflicto con los separatistas prorrusos en el este del país, que estalló en 2014 tras la anexión rusa de la península de Crimea.
Además, solicitó establecer un calendario «claro y factible» para la adhesión de Ucrania a la OTAN, algo que supondría cruzar una línea roja en la crisis con Moscú.
No obstante, propuso reunirse con su par ruso, Vladimir Putin, para esclarecer cuáles son sus intenciones.
«No sé qué quiere el presidente ruso, por eso propongo que nos encontremos», declaró, citado por la agencia de noticias AFP.
Las declaraciones del mandatario ucraniano se dieron horas después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, haya asegurado que Moscú «ya tomó la decisión» de invadir Ucrania en la próxima «semana» o «días» y alertó que buscará crear «una falsa justificación» para el ataque.
En esa línea, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, afirmó hoy que «todas las señales indican que Rusia planea un ataque total contra Ucrania».
«Estamos todos de acuerdo en que el riesgo de un ataque es muy elevado», agregó Stoltenberg, que participó en la Conferencia de Múnich, en declaraciones a la televisión alemana ARD.
Desde finales del año pasado, la tensión en torno a la exnación soviética se ha disparado luego de que Rusia desplegara decenas de miles de soldados en la frontera con Ucrania, que provocaron llamados de Washington y la OTAN a retirarlos por temor a una invasión rusa de ese país europeo.
Estas acusaciones son rechazadas por el Kremlin, que denunció actividades hostiles de la alianza militar cerca de su territorio y reclamó garantías para que no siga expandiéndose hacia sus fronteras.
En los últimos días, la tensión aumentó particularmente en el este de Ucrania, donde este sábado las fuerzas gubernamentales y los separatistas prorrusos volvieron a acusarse de nuevos ataques y de violar el alto el fuego en las regiones de Donetsk y Lugansk.
Kiev informó hoy la muerte de dos soldados «como consecuencia de un bombardeo», pero indicó que sus fuerzas armadas «controlan la situación y continúan llevando a cabo su misión de rechazar y contener la agresión armada de la Federación Rusa».
Por su parte, los líderes de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, donde se encuentra la línea de frente que divide a Ucrania, ordenaron hoy la movilización general, tras anunciar ayer la evacuación de civiles.
Durante las últimas horas más de 10.000 personas cruzaron la frontera con Rusia, informó una fuente a la agencia de noticias Sputnik.
Ante esta escalada, los Gobiernos de Alemania, Francia y Austria llamaron hoy a sus ciudadanos presentes en Ucrania a abandonar inmediatamente ese país.
El deterioro de la situación en la zona fue denunciado por Washington como parte de los esfuerzos del Kremlin para justificar una «agresión» en Ucrania, aunque Moscú niega cualquier participación en ese conflicto, que califica de asunto interno de la nación europea.
En tanto, Putin supervisó este sábado ejercicios «estratégicos» con disparos de misiles «hipersónicos» programados junto a Bielorrusia.
Se trata de nuevas armas que el jefe del Kremlin calificó recientemente de «invencibles» y que pueden transportar una carga nuclear.
«Los objetivos previstos durante los ejercicios de las fuerzas de disuasión estratégica se cumplieron con éxito. Todos los misiles alcanzaron los blancos establecidos», afirmó la Presidencia rusa en un comunicado.
Moscú insiste en que no tiene previsto invadir el país vecino, anunció esta semana varios repliegues de tropas y afirmó que los 30.000 soldados rusos involucrados en estas maniobras regresarán a sus cuarteles mañana, una vez concluidos los ejercicios.
Sin embargo, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, aseguró hoy durante una visita a Lituania que las tropas rusas en la frontera de Ucrania se están «desplegando» y están «preparadas para atacar».
Ante esta supuesta amenaza, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, advirtió hoy a Rusia que se enfrentará a costos económicos «sin precedentes» si decide finalmente atacar Ucrania, lo que provocaría una batería de sanciones «rápidas, severas y solidarias» contra individuos, instituciones financieras e industrias clave del país.
«Las fronteras no pueden cambiarse con el uso de la fuerza, eso es algo que no podemos permitir», alertó Harris en el foro de Múnich, según consignó la agencia de noticias Europa Press.
Pero Putin restó importancia a este tipo de represalias en la víspera: «Las sanciones serán introducidas pase lo que pase. Haya una razón o no, encontrarán una porque su objetivo es frenar el desarrollo de Rusia», declaró.
En tanto, el canciller de China, Wang Yi, se manifestó hoy en contra de resucitar la «mentalidad de la Guerra Fría».
Sin mencionar de forma expresa a Estados Unidos, Wang dijo que «cierta gran potencia» está «avivando la confrontación entre bloques» y señaló que «no se le debería permitir continuar», a la vez que condenó las sanciones «unilaterales» impuestas a Moscú en las últimas semanas.