En un esfuerzo conjunto para preservar una de las especies más emblemáticas de la fauna argentina, dos hembras de cóndor andino fueron liberadas con rastreadores satelitales en el Parque Nacional Quebrada del Condorito, en Córdoba. Este evento, que se llevó a cabo con la colaboración del Ministerio de Ambiente y Economía Circular, la Policía Ambiental, el Centro de Rescate Tatú Carreta y la Administración de Parques Nacionales, marca un hito fundamental para la conservación de esta especie en peligro de extinción.
Los cóndores, denominados Rosita y Pocha en referencia a los lugares donde fueron encontrados, habían pasado por un proceso de rehabilitación en la Reserva y Centro de Rescate Tatú Carreta, en la localidad de Casa Grande. Ambos ejemplares fueron equipados con rastreadores satelitales como parte de un proyecto de investigación liderado por el biólogo Sergio Lambertucci, de la Universidad del Comahue y CONICET, cuyo objetivo es estudiar el comportamiento de la especie en las sierras centrales de Argentina.
Los dispositivos de rastreo satelital permiten obtener datos precisos sobre los desplazamientos, rutas de vuelo, altitud, velocidad, lugares de descanso y áreas en las que los cóndores se abastecen de alimento. Esta tecnología es clave para monitorear a los animales en su entorno natural, lo que a su vez facilita la toma de decisiones orientadas a fortalecer las políticas de conservación, tanto de la especie como de sus hábitats.
Este avance sigue a la liberación de “Carlita”, la primera cóndor juvenil equipada con un rastreador satelital en la provincia de Córdoba en diciembre de 2024. Desde su liberación, se ha desplazado por un área de 2.500 km², adaptándose al vuelo a mayores distancias y altitudes, lo que demuestra la efectividad de estas iniciativas en el seguimiento y protección de la especie.
La recuperación de Rosita y Pocha
Rosita, una hembra adulta, fue rescatada en Villa de las Rosas en agosto de 2024, después de sufrir intoxicación por plomo debido a la ingestión de una munición de alto calibre. Tras recibir un tratamiento intensivo y ser operada por vía endoscópica, logró una completa recuperación, permitiendo su liberación.
Pocha, por su parte, fue encontrada en febrero de 2025 en la zona de las lagunas de Pocho, debilitada por desnutrición y deshidratación, lo que le impedía volar. Luego de un tratamiento en la Reserva y Centro de Rescate Tatú Carreta, también pudo recuperarse y ser liberada para retomar su vida en libertad.
Ambas liberaciones representan un avance significativo en los esfuerzos para proteger al cóndor andino, cuya población sigue siendo vulnerable. Gracias a los avances tecnológicos y la colaboración interinstitucional, la conservación de esta especie continúa siendo una prioridad para las autoridades y los investigadores del país.
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