Urbano Express, una empresa de logística, obtuvo la certificación como Empresa B en 2025 con 81 puntos en la evaluación de Sistema B. El caso resulta relevante porque demuestra que sectores con alta huella de carbono pueden implementar cambios estructurales.
Un proceso de cinco años
El punto de partida fue un diagnóstico en 2020 que arrojó 24 puntos. La empresa formó un equipo interdisciplinario que trabajó sobre tres ejes: impacto social, eficiencia operativa y reducción ambiental. La transformación involucró a 3.000 colaboradores, 55 sucursales y tres plantas.
En lo social, la compañía ya tenía prácticas de movilidad interna —empleados que pasaron de carteros a jefes— y había incorporado personas del programa Espartanos, que facilita la reinserción laboral de quienes estuvieron privados de libertad.
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Soluciones concretas para el principal desafío
El 97% de las emisiones del sector proviene del transporte. Ante la inviabilidad de electrificar toda la flota, Urbano implementó:
- Paneles solares en una sede, con plan de instalar una granja solar que destine excedentes a barrios vulnerables
- Sistema Pallet Collar: collares de madera reutilizables que reemplazan film plástico y optimizan espacio en camiones, reduciendo viajes
- Materiales compostables en lugar de plástico convencional
- Compensación mediante forestación con especies nativas
El programa «Impulso Urbano» añade un componente social: los empleados votan anualmente qué ONGs reciben logística gratuita durante un año.
¿Replicable en otros contextos?
La experiencia sugiere que empresas con operaciones similares podrían adaptar estas estrategias. La clave, según el caso, estuvo en combinar tecnología disponible (solar, materiales alternativos) con cambios operativos que reducen consumo sin detener la actividad.









