La iniciativa «Unidos por el yaguareté» focalizará esfuerzos para mantener y aumentar la población de yaguaretés en las selvas de estos tres países que forman parte del Complejo Ecorregional Bosque Atlántico, que originalmente cubría 1.345.300 kilómetros cuadrados pero que en los últimos 40 años se vio reducido a «sólo el 16,8%» de esa superficie.
«Si la alteración del territorio del yaguareté lo afecta, también nos afecta a nosotros los seres humanos porque (la presencia de) esta especie es «indicadora» de la salud del ambiente ya que juega un papel importante en el mantenimiento de sistemas naturales que proveen de servicios ecosistémicos vitales para el bienestar de la naturaleza y las personas», detalló Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre asociado a WWF y su representante en Argentina.
Es que la especie se encuentra actualmente en 13 fragmentos aislados del Bosque Atlántico, lo que representa un 4% de su superficie y sus densidades poblacionales son muy bajas, como consecuencia de lo cual «la extinción local podría ser inminente».
«Los resultados obtenidos en los últimos años son alentadores y demuestran que los esfuerzos de conservación están surtiendo efecto: la población de yaguaretés en el Parque Nacional do Iguaçú de Brasil, por ejemplo, es la única en el Bosque Atlántico, que evidentemente está en una curva creciente», comenta Felipe Feliciani, analista de conservación en WWF-Brasil.
Por su parte, Lucy Aquino, Directora de WWF en Paraguay resaltó que «no podemos dejar que desaparezca este majestuoso felino que, con su energía y colorido, es un emblema de América Latina».
«Pero para poder conservarlo y recuperar sus poblaciones, se requiere mucho más que el esfuerzo de las organizaciones ambientalistas, hace falta una voluntad política sin precedentes, una demanda de la sociedad civil, de las comunidades, y el compromiso concreto de la producción y mercados de los commodities», agregó.
La estrategia trinacional para conservar la especie incluye un amplio abanico de actividades que buscan impactar sobre las presas del yaguareté esenciales para su supervivencia; y por eso aborda «la problemática de la caza furtiva» y «las prácticas insostenibles en la producción ganadera», que son «dos de las amenazas más importantes para la especie en la región».
Además de la concientización contra la caza y comercio ilegal de la vida silvestre, la estrategia apunta a promover el fortalecimiento de las áreas silvestres protegidas públicas y privadas; a reducir el conflicto entre los productores rurales y la fauna silvestre; a asegurar el hábitat para el futuro del yaguareté; y apoyar la generación constante de conocimiento científico sobre la especie y el ecosistema donde vive.
El yaguareté, onça pintada, tigre americano o jaguar es el felino más grande del continente americano y el tercero a nivel mundial, después del tigre de bengala y el león.
Como predador, se encuentra en la cima de la pirámide alimenticia y requiere grandes extensiones de territorio para vivir.
A su vez, el yaguareté cumple un rol esencial controlando las poblaciones de las demás especies de animales y plantas; por lo cual todo su entorno está en riesgo si esta especie corre peligro de desaparecer.