Astrónomos argentinos, entre ellos un investigador del Conicet de La Plata, lograron medir la masa de una de las estrellas más masivas de la Vía Láctea, informó el organismo científico.
Se trata del sistema binario WR21a, un par de estrellas que orbitan juntas en torno a un mismo centro de masa y que fueron las protagonistas del hallazgo publicado en la revista científica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Ese sistema lo integra otro objeto con el que se ocultan mutuamente y por tener una órbita excéntrica queden alineadas respecto de la Tierra causando un eclipse parcial, que permitió obtener los datos precisos.
“Este sistema fue identificado como eclipsante, gracias a que el momento en que están más cerca una de la otra coincide con el instante en que se encuentran alineadas respecto de la Tierra y provocan un eclipse parcial. Ese fue el guiño que nos dio la posibilidad de calcular su masa: 93 veces la de nuestro Sol”, destacó Roberto Gamen, investigador del Conicet en el Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP, Conicet-UNLP).
La masa, es decir la cantidad de sustancia que posee un objeto, es un parámetro físico fundamental en el estudio de las estrellas y la evolución del universo, pero es a su vez uno de los más difíciles de determinar empíricamente.
“Si bien los astrónomos y las astrónomas nos las ingeniamos para calcular las masas estelares a partir de otros parámetros teóricos, la manera más directa es a través del estudio de los movimientos de las estrellas que se encuentran en sistemas binarios -más de la mitad de las estrellas están agrupadas así-. Y, mejor aún, si existe la condición extra de que las componentes que forman esa binaria se eclipsan mutuamente, es decir que durante su movimiento una estrella pase por delante de la otra y oculte una parte o toda su luz”, apuntó Gamen.
El investigador integra un equipo de astrónomos y astrónomas que hace 15 años monitorean unas doscientas estrellas utilizando telescopios de Argentina y Chile.
“Observamos estrellas candidatas a tener masas unas ocho veces mayores a la del Sol. El estudio de este tipo de objetos es necesario por muchas razones. Entre ellas, porque al ser las más luminosas de todas las estrellas, son las únicas que se pueden detectar en las galaxias más distantes. Entonces, entender las estrellas masivas de la Vía Láctea nos permite extrapolar ese conocimiento a otras galaxias”, puntualizó.
Explicó que “las estrellas, además de ser fascinantes en sí mismas, según sabemos son las únicas capaces de crear los átomos que constituyen a los seres vivos: el oxígeno del agua, el fósforo de los ácidos nucleicos (ADN y ARN), el calcio de los huesos, y el sodio -que participa en el metabolismo celular y en la contracción muscular- fueron creados en las estrellas masivas y eyectados al espacio interestelar, ya sea durante algunas de sus etapas evolutivas o bien en las eyecciones propias de las supernovas. Es decir que, sin estrellas masivas, la vida no podría existir tal como la conocemos”.