Reportes desde Tel Aviv indican que, probablemente, el gobierno de Benjamín Bibi” Netanyahu se encuentre en sus días finales. Tras 12 años al frente del Estado de Israel, el por ahora aún primer ministro no puede formar un nuevo gobierno, y desde hace dos años. En ese período, se celebraron cuatro elecciones para la Knesset, el parlamento israelí, pero ninguna formación logró ni la mayoría ni los acuerdos necesarios para formar gobierno.
En un régimen parlamentario como el israelí, con todas sus particularidades políticas, étnicas, culturales y hasta religiosas, la arquitectura de alianzas para la conformación de un gobierno es aún más compleja que en otras democracias parlamentarias. Gran parte del éxito de Bibi y de su partido conservador, Likud, se basaba en su capacidad de unificar a distintas fuerzas. Todo indica que el poder ahora se le va esfumando.
Netanyahu es el primer ministro que más tiempo ha estado en el cargo, habiendo superado incluso a quien fuera el primero en ocupar el cargo, el histórico David Ben Gurión. En las elecciones de abril y de septiembre de 2019 ningún candidato consiguió formar gobierno, por lo que el líder del Likud continuó en el cargo. Luego de celebrar nuevamente comicios en mayo de 2020, Netanyahu asumió su quinto mandato. De acuerdo con lo que se había acordado en la coalición, en noviembre de 2021 debía ser reemplazado por Benny Gantz. Sin embargo, la coalición se desintegró, volvieron a llevarse a cabo elecciones en marzo de 2021, y, otra vez, nadie alcanzó por sí solo los votos.
Ahora, su antiguo aliado, Naftali Bennett, anunció que trabajará con el actual líder de la oposición, Yair Lapid, con el objetivo de establecer una nueva mayoría. Netanyahu se dirigió a los israelíes a comienzos de esta semana refiriéndose a su ex compañero como el autor del fraude del siglo”, que solo se preocupa por si mismo”. A nadie le escapa que Bibi basó gran parte de su carrera política (y prácticamente toda su permanencia en el poder) en este tipo de movimientos sorpresivos, y en ética -cuánto menos- cuestionable.
Más allá del éxito de la campaña de vacunación y de la escalada de violencia en Gaza, el premier no logró renovar su liderazgo puertas adentro. Al mismo tiempo, el gobierno abrió frentes diplomáticos con países que apoyaron a Palestina en la Asamblea General de la ONU; entre ellos, Argentina, que votó a favor de la creación de una comisión investigadora de crímenes de guerra cometidos por el Estado de Israel. Cancillería argentina ratificó su postura, a pesar de que Tel Aviv le pidió explicaciones” por la votación.
La política exterior de Israel fue una carta importante de Netanyahu para unificar posiciones con su coalición e incluso con un sector de la oposición.
Lapid es el principal dirigente opositor y quien encabeza el partido de centro Yesh Atid. Junto a Bennet tienen como objetivo la formación de una gran coalición que integre a ocho partidos políticos. En caso de lograrlo, estarían abarcando prácticamente todo el campo político, incluyendo a los izquierdistas de Meretz y a los derechistas de Yamina. La coalición podría ser aún más heterogénea, y, sobre todo, más frágil, en caso de que, para conseguir la mayoría parlamentaria también necesiten el apoyo de la Lista Árabe Unida, un minoritario partido islamista de los árabes con nacionalidad israelí. La unidad de este conjunto de partidos tan disimiles solo puede explicarse por el objetivo común de desplazar del poder al hasta ahora todopoderoso Bibi Netanyahu, y poco hace suponer que esta alianza tenga visos de continuar una vez cumplida la salida del actual premier. Bennett aseguró que se sentará con todos los partidos que sea necesario, sin importar que tengan puntos de vista opuestos a los suyos, si así logra evitar que Israel celebre las quintas elecciones en dos años.
En caso de perder el poder, además, el jefe del Likud se enfrenta a una amenaza más grande, en caso de que asuma el nuevo gobierno: tiene juicios pendientes por cargos de soborno, abuso de confianza y fraude. Ha intentado hacer aprobar una ley de inmunidad, que impediría que sea juzgado una vez que abandone las funciones. Sus críticos afirman que, además, podría nombrar un nuevo fiscal general y nuevos jueces que le respondan. Él, por su parte, ha asegurado ser víctima de una caza de brujas”.
A pesar de haber sobrevivido a otros intentos de desplazarlo, todo parece indicar que esta vez será distinto para Benjamín Netanyahu. Mientras las tensiones en Palestina continúan, el poder se le esfuma de las manos cada hora que pasa.