En una elección tan sorpresiva como histórica, la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, ganó las primarias de la coalición de centro izquierda gobernante para ser la contendiente del oficialismo en los comicios presidenciales del 16 de noviembre de 2025. Con el 60% de los votos, derrotó a la ex Concertación y al Frente Amplio –partido del actual presidente Gabriel Boric-, y se trata de la primera vez que una mujer comunista encabezará la fórmula presidencial de la coalición.
Cabe destacar que el Partido Comunista chileno no tiene una gran historia electoral en el país trasandino, y que, hasta hace casi diez años, apenas estaba en la conversación política. De hecho, en toda la historia del país, apenas tuvo un candidato presidencial antes de Jara: Gladys Marín en 1999. En 1969, el poeta y Premio Nobel Pablo Neruda había lanzado su candidatura por el PC, pero decidió declinarla a favor de Salvador Allende.
La participación fue voluntaria pero no estuvo significativamente por debajo de otras elecciones primarias. Sin embargo, en las generales de noviembre, el voto será obligatorio por primera vez, lo que presenta un escenario inédito para el país trasandino. Este domingo, el porcentaje de votación alcanzó un 9,1% (1.420.435) del padrón total de electores (15.499.071), en las últimas primarias de la izquierda, en 2021, se había presentado el 11,9% del padrón y le habían dado la victoria a Boric por sobre el candidato comunista, Daniel Jadue.
A pesar de su apellido ilustre, Jara no es hija del legendario artista y cantor popular Víctor Jara, sino que viene de una familia humilde de clase trabajadora oriunda de la localidad de El Cortijo. Abogada de profesión, comenzó su militancia en las Juventudes Comunistas en 1989, al salir de la universidad. Fue Subsecretaria de Previsión Social durante el gobierno Michelle Bachelet y posteriormente saltó a los primeros planos cuando fue nombrada Ministra del Trabajo y Previsión Social en el gobierno de Boric, cargo que ejerció entre 2022 y 2025. Fue la primera militante del Partido Comunista de Chile desde 1973 en ocupar dicho cargo, al que renunció para ser candidata a presidenta.
Carismática, su campaña fue muy eficaz sobre todo en redes sociales, donde mostró un perfil fresco y diferente al de otros candidatos de la izquierda. Además, logró juntar multitudes en distintos actos a lo largo de todo el país. Durante su paso por el Ministerio de Trabajo, Jara llevó adelante la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y una reforma profunda del sistema de pensiones.
Marcó diferencias con la conducción del PC, al punto de que aseguró que comparte, necesariamente, la postura de su propio partido respecto de la cuestión Cuba y Venezuela: “No quiero a Chile subordinado a gobiernos extranjeros ni a modelos externos, por eso mantendré una política internacional basada en la independencia y el multilateralismo, defensora de los derechos humanos en cualquier lugar del mundo donde se violen”-
El gran cuestionamiento que se le hace a Jara es si, viniendo del Partido Comunista, será capaz de enfrentar a una extrema derecha que mantiene un discurso que parece anclado en tiempos de la Guerra Fría, en un país con una historia tan conservadora como Chile. A diferencia de otras elecciones, esta vez no habrá primarias de la derecha debido a la falta de acuerdo entre los candidatos, Evelyn Matthei, José Antonio Kast y Johannes Kaiser.
Por lo tanto, todo indica que la primera vuelta servirá para saber quién de esos tres confronte a Jara en la segunda vuelta con el objetivo de llegar al Palacio de La Moneda. El principal candidato en llegar al ballotage parece ser Kast, quien ya en 2021 había sido el más votado en la primera vuelta, aunque luego fuera derrotado por Boric.
Los prospectos, de acuerdo a las principales encuestas, no son buenos para Jara, sin embargo, el escenario aún está abierto. La candidatura de una militante comunista parece venir como anillo al dedo al discurso anacrónico propio de tiempos de la Guerra Fría sostenido por candidatos de ultraderecha como Kast o Kaiser. La narrativa que intentarán imponer se parece más a la de los años 70 que a la de los actuales problemas del país, sin embargo, de acuerdo con los sondeos, es un discurso que parece resonar en una importante porción de los chilenos.
No deja de ser interesante, por otro lado, que en tiempos donde los progresismos y las izquierdas no saben bien cómo enfrentar a los nuevos movimientos populistas de derecha, lo hagan no desde el lado de la moderación sino mostrando directamente una plataforma acorde a lo que exigen sus bases. La elección de Chile será interesante para seguir y, seguramente, tendrá un impacto importante en el resto de América Latina.