¿Quién podía imaginarse que un capocómico” como Javier Portales, ampliamente reconocido por el dueto Borges y Álvarez” con Alberto Olmedo, escribiera una obra inquietante como La sartén por el mango”?
Portales, de origen cordobés, tuvo un relativo éxito en la década del 70 con esta pieza teatral de su autoría, que también fue llevada a la pantalla grande y a la chica. En una despedida de solteros en un departamento, muere una joven. Los hombres, rodeados por el miedo, no saben qué hacer. Todo se desarrolla en el interior de cuatro paredes. Javier Portales, maneja con precisión los hilos de la trama; sin embargo, casi nadie lo recuerda por esta veta en la creación dramática, sino por los desopilantes diálogos con Olmedo en los programas de humor que hicieron reír durante una década (y que tal vez hoy se darían de patadas con la perspectiva de género).
No todo lo que se ve es lo que hay. Lo cierto es que, hoy como ayer, cabe la pregunta: ¿quién tiene la sartén por el mango? Porque ya sabemos de la distinción entre poder y gobierno. No necesariamente coinciden esos dos vectores y, más aún, el poder se reparte por allá y por acá, según las circunstancias y a la luz crepuscular de lo clandestino. La transparencia es buscada generalmente por los gobiernos honestos, pero la opacidad suele ser elegida por los que manejan los hilos del poder detrás de bambalinas.
¿Quiénes marcan las agendas del gobierno nacional, provincial y municipal?
En un medio nacional afín al Gobierno, hace unas pocas semanas el Presidente de la Nación compartió dos horas y cincuenta y tres minutos de pantalla televisiva. Relajado e inteligente, habló de todo y respondió a todo. En tres horas, una mitad del tiempo se escabulló por los vericuetos del fútbol, de la vida de Messi y de una charla con Alejandro Dolina. Estamos de acuerdo en que no nos encontrábamos ante un informativo, sino ante un programa de opinión un poco más relajado; ahora bien, ¿a quién puede interesarle la opinión del Presidente acerca del fútbol, de Messi, de Dolina, o del último cantante del siglo pasado? Sin llegar a la solemnidad ni a una formalidad extrema, creo que son necesarias otras preguntas en este contexto pandémico.
Asimismo, los noticieros de Córdoba y algunas de sus radios, replicando y repitiendo las barbaridades sobre la dictadura chilena que dijo un conocido admirador de esas cuestiones, alimentan ríos de tintas y palabras, pero las papas siguen quemando. ¿Alguien puede preguntar de manera más directa qué pasa con los reiterados incendios en el bosque nativo? ¿Cuál va a ser la dinámica en la relación del gobierno provincial con el gobierno nacional? Porque, mientras en las filas de apoyo a la gestión de Alberto Fernández se escuchan disidencias y reclamos contra el gobierno provincial, otros voceros aseguran que ya está definido el pacto entre sectores del kirchnerismo y el peronismo cordobés.
También se dice que los incendios provocados tendrían que ver con ciertas especulaciones económicas en el tema de la tierra.
Entonces, más allá de quién maneja las agendas o quiénes les manejan las agendas a los gobiernos, existen, a su vez, las agendas ocultas, lejanas a toda transparencia: prendidas como una garrapata a la opacidad y latentes en las sombras. Mientras la militancia de uno y otro lado, hace la revolución por wassap, organiza twittazos desestabilizadores, enarbola superficiales peleas facebookeras, el partido parece jugarse en otro lado y con la asistencia de una menguada porción de la ciudadanía. ¿Quién tiene la sartén por el mango? ¿Quién les marca la agenda a los gobiernos?
Ahora que todavía palpita el fuego en el bosque nativo, ahora que está aún fresca la llama en la memoria (nunca mejor el uso de la imagen), me viene la imagen de una expresión terrible en su sentido de realidad, pero muy bella a nivel metafórico: la guardia de cenizas”. Es necesario estar atentos. Entre los devoradores fuegos del gobierno anterior y la pandemia actual, el país ha quedado devastado y en cenizas. Es preciso estar en guardia, porque todavía nos quedan esperanzas, caminos por recorrer, patrias que construir y el fuego acecha. Agazapado, predador infame, no tendrá piedad, como las llamas, para devorar el reverdecer de la justicia, del trabajo y de la solidaridad.
Frente a tanta agenda oculta que maneja los hilos invisibles del poder, hay otras agendas transparentes que se vienen manifestando y que también esgrimen un poder más noble, colectivo y ciudadano. Me refiero a los movimientos ambientalistas y la incesante marea verde del feminismo. Estas dos manifestaciones sociales que, desde hace tiempo, crecen y se multiplican también llegan marcando la agenda. Y esto irrita a los que manejan los hilos desde las sombras. Si la única verdad es la realidad, es necesario preguntarnos cuál es la realidad: ¿quiénes manejan las agendas de los gobiernos?, ¿quién tiene la sartén por el mango?