Con buena onda
La visita que el Presidente de la Corte Suprema de Justicia hizo la semana pasada a nuestra ciudad dejó un saldo positivo en la opinión de la mayoría de los magistrados que se reunieron o compartieron alguna comida con él. El rostro de Horacio Rosatti también se muestra adusto y serio, como tradicionalmente ocurre con los varones de la Corte. Sin embargo, su actitud es de mayor apertura y diálogo, posiblemente en el afán de encontrar una necesaria aprobación para su primera gestión como cabeza del Alto Cuerpo.
Tanto con los jueces del Superior Tribunal de Justicia de Córdoba como los de la Cámara Federal, se comprometió a mejorar la comunicación y los recursos para dejar en claro que existe un Poder Judicial más allá de Comodoro Py. Rosatti fue intendente de Santa Fe y ministro de Justicia del ex presidente Néstor Kirchner y, por lo tanto, tiene una cintura política que sus antecesores en el cargo, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz, carecen y ni pretenden tener. Además, al arribar a Córdoba, una tranquilizadora noticia le llegó desde Buenos Aires. La Cámara de Casación Penal apartó al juez Reinaldo Rodríguez, quien lo investigaba por presunto enriquecimiento ilícito, en una vergonzosa causa que se inició en el año 2001.
En su discurso en el histórico palacio de Tribunales Uno, le pidió a los funcionarios que «hablen claro», que ya terminó el tiempo de hablar sólo con sentencias, y que hay que usar el lenguaje de la gente sin dejar de lado los tecnicismos inevitables. También dijo que su relación con el Gobierno Nacional es normal, que el camino es la concordia y que espera que Boca Juniors gane todos los partidos.
En días revueltos por diferentes motivos, en los que se volvió a hablar de la posibilidad de ampliar furiosamente el número de integrantes del máximo tribunal del país, a Rosatti se lo vio protocolar y formal pero, al menos, con buena onda.
Saladitos los bombones
El inicio del juicio al viudo Marcelo Macarrón en Río Cuarto y por el crimen de quien era su esposa, Nora Dalmasso, ha generado una expectativa inusitada con un Tribunal «nuevo» que no quiere tener complicaciones y terminar este proceso lo más rápido posible. Ocurre que la grilla de testigos ronda los 300 declarantes y el defensor del imputado es Marcelo Brito, un experimentado y veterano penalista, preocupado especialmente en este juicio por lo que puedan resolver los ciudadanos que hacen las veces de jurados populares.
Precisamente, y para evitar planteos incidentales, además de los ocho jurados titulares se seleccionaron 16 suplentes. Los titulares serán los que, al cabo de la incorporación de toda la prueba, tendrán que resolver dos cuestiones. Primero, el asesinato de Nora Dalmasso existió o no; y segundo si Macarrón está involucrado en este hecho. Todo lo demás queda exclusivamente reservado a los jueces técnicos.
Ahora bien… ¿Cuánto le costarán al Poder Judicial los 24 jurados, que participarán en no menos de cuarenta audiencias, como mínimo? Por cada día de juicio, a cada uno de ellos se le abona 1.800 pesos más un plus por viáticos, o sea, una erogación de entre 40.000 y 45.000 pesos por jornada. La estimación será un gasto total para los jurados no inferior a los 2.000.000 de pesos, por lo que desde el Superior Tribunal tuvieron que destinar un refuerzo presupuestario especial para este juicio. Parafraseando al humorista Cacho Buenaventura: «saladitos los bombones».